Juan Carlos I y la reina Sofía llevan muchísimos años casados y aunque se nota que ya no son una pareja, los dos siguen estando juntos, lo cual llama de cierta forma la atención. A pesar de que los eméritos se llevan bien, ¿por qué no se divorcian? Es un hecho de que Juan Carlos I durante toda su vida fue un infiel y se sabe que la reina emérita se quiso divorciar del mismo en una ocasión, aunque no lo hizo por petición de su madre, Federica de Hannover.
Sin embargo, hoy en día ambos tienen la excusa perfecta para apostar por un divorcio, pues no viven juntos y prácticamente cada uno hace su vida por separado. Es justo pensar que la reina Sofía quizás buscaría divorciarse de Juan Carlos I, pero no lo puede hacer por una razón que involucra no solo al emérito, sino que podría manchar también el nombre de toda la familia real.
Comodidad y seguridad para la familia real
Ya lo dijo Alessandro Lequio en una oportunidad, “¿para qué se van a divorciar si llevan toda la vida así y están bien así?”. Tanto el emérito como su esposa son conscientes de la situación y saben lo que pasaría si quisieran divorciarse: el dinero opaco de Juan Carlos I sería un problema y saldría prácticamente a la luz. La reina emérita podría resultar salpicada por este dinero “manchado”, ya que al separarse, habría que remunerar a la emérita, tal como en cualquier divorcio del estilo, pero claro, esto implicaría sacar a la luz las finanzas del emérito, y podría ser un problema, no solo para el padre del rey, sino también para la familia real.
Sin embargo, tal parece que la reina Sofía está cómoda con esta situación. Sabe que en la familia real no le falta nada y aún le guardan mucho respeto y cariño por ser la emérita, lo cual se nota cuándo va a la calle. Además, no es como si viviera con Juan Carlos I. Hablan y saben el uno del otro, pero llevan sus vidas por separado, prácticamente un matrimonio por conveniencia, el cual deja claro que los reyes están bien en la situación en la que están.
Es sabido que los dos no querían casarse. Cada uno tenía en aquel momento una persona distinta para amar, pero por conveniencia entre familias, aquel matrimonio terminó cerrándose, dando así comienzo a la relación de los dos eméritos de España. Una vez tuvieron el heredero varón, no lo siguieron intentando, lo cual deja a la vista sin mucho problema que la relación solo iba de eso. Además, Juan Carlos I no tenía problema alguno para ponerle los cuernos a su esposa y esto porque sencillamente no la amaba. Sin embargo, luego de tantos años, un divorcio a estas alturas solo perjudicaría a ambos bandos y la reina Sofía está cómoda así, por lo que ni lo intenta.