No es ningún secreto que a la reina Letizia le gusta lucir un aspecto perfecto, tanto en lo que se refiere a sus atuendos personales como a sus rostro y cuerpo. La consorte sigue estrictos planes de alimentación y deportivos que le permiten lucir espléndida. Además, usa algunos productos estéticos para presumir de piel hidratada y suave. No obstante, la ex de Televisión Española no es la única que busca recursos para tener una imagen radiante.
La figura del emérito Juan Carlos I, siempre ha sido motivo de controversia. Desde ser uno de los reyes mejor valorados de las monarquías europeas hasta convertirse en el más polémico y odiado, su vida ha estado llena de altibajos. Sus polémicas, ya sean económicas o amorosas, han sido numerosas, incluyendo episodios como la caza ilegal.
Sus aventuras amorosas al margen del matrimonio confirman que era un seductor. En este sentido, muchos expertos en la Casa Real argumentan que Juan Carlos era un hombre sumamente atractivo. Alto, apuesto, elegante y especialmente seductor, sabía cómo conquistar a las mujeres. Su habilidad para seducir era legendaria, y prácticamente ninguna mujer podía resistirse a sus encantos. Se rumorea que pudo haber mantenido relaciones íntimas con alrededor de 5.000 mujeres a lo largo de su vida.
El rey emérito Juan Carlos I tuvo que invertir miles de euros en una crema para la piel
Para lucir ese aspecto, Juan Carlos mantuvo una rutina de ejercicio diario y siguió una alimentación equilibrada a lo largo de su vida, tal y como la reina Letizia. El exmonarca fue uno de los primeros hombres de su época en someterse a tratamientos estéticos menores en un centro de belleza. Además, incorporó una rutina diaria de cremas para mantener un aspecto juvenil. Estas cremas ocupaban más espacio en su baño que en el de la reina Sofía.
La afición de Juan Carlos I por el sol y su participación en regatas en alta mar tuvieron un impacto en su piel, llegando a desarrollar un carcinoma basocelular. Como medida preventiva, se aplicaba cremas que se elaboraban en la clínica dermatológica a la que solía acudir para tratar su piel. Este enfoque no solo mejoraba su aspecto sino que también contribuía a prevenir el cáncer de piel.