Juan Carlos I movió muchos hilos en su época de mandato para hacer que muchas cosas salieran como él las esperaba, y esto no es que lo haya hecho él solamente, pues alrededor de la historia hemos tenido muchos monarcas que se han encargado de ciertos asuntos con sus propias manos. El rey emérito no podía ser la excepción en aquella época y es que a él mismo le gustaba encargarse de esos problemas que molestaban a la corona, o a la familia.
Uno de estos problemas tenía que ver con el futuro de su sucesor, el aquel entonces príncipe Felipe VI, quién iba por el camino correcto, sí, pero el cual no estaba siendo bien visto por las mujeres con las que salía en sus momentos de “mozo”. Ante esta situación el rey tenía que intervenir, pues no podía dejar que su hijo se terminara comprometiendo con cualquier mujer que fuera totalmente lo contrario a lo que quería la corona (lo cual es irónico dado que el príncipe terminó casándose con una periodista).
Como posible solución, lo que hizo Juan Carlos I fue consultar la disponibilidad de varias princesas que eran totalmente aceptables para él sin pensar en su hijo, y dio con la candidata perfecta: una princesa virgen con el porte necesario para ser reina. El emérito había dado en el clavo, o al menos según su pensamiento, por lo que no dudó en crear un acercamiento entre ambos príncipes, obviamente, utilizando su poder e influencias, además de su buena relación con la casa real a la que pertenecía la princesa.
Tatiana de Liechtenstein fue la elegida para Felipe VI
Felipe VI podía tener a cualquier chica en su época de mozo sin pensarlo. Era alto, apuesto y era el hijo del rey, es decir, un futuro rey, por lo que era un chico que muchas no querían dejar escapar. De hecho, la propia Tatiana de Liechtenstein se sentía atraída hacia el joven Borbón, lo cual explica porque viajó a Madrid a petición de Juan Carlos I, siendo recibida por él mismo, aunque la familia de la princesa también estaba de acuerdo con este viaje y el probable compromiso entre los príncipes.
La princesa Tatiana era perfecta para cualquier príncipe, además de que el emérito le reiteraba a su hijo la condición de “virgen” de la princesa. Sin embargo, pese a que el acercamiento se dio en las condiciones propicias, el príncipe Felipe VI no se sintió atraído hacia Tatiana de Liechtenstein.
Tatiana de Liechtenstein afirma que no sintió nunca nada hacia Felipe VI, pero no era así
Dado el “desprecio” del hijo de Juan Carlos, la princesa tomó la decisión de abandonar Madrid, pero los registros de su visita y del acercamiento a Felipe VI quedaron. Hoy en día dice que nunca llegó a sentir nada hacia el hijo del rey emérito, pero es evidente que no era así y hay testigos cercanos a la Casa Real que pueden dar fe de ello. Tatiana de Liechtenstein llegó virgen a Madrid y virgen se fue.