Según varias fuentes, el próximo mes de noviembre será cuando Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina zanjen su divorcio de una vez por todas. Una separación en la que se desconoce con exactitud qué cantidades han pactado los protagonistas.
Tall y como aseguró Juan Luis Galiacho y afirmaron varios medios, Iñaki Urdangarin reclamó dos millones de euros y una pensión vitalicia de 25.000 euros en el divorcio de la infanta Cristina. Una versión que mantienen a día de hoy, ampliando a 50.00 euros la pensión que supuestamente recibirá Iñaki. Otras fuentes, en cambio, apuntan a solo un pago mensual de 5.000 euros.
Independientemente de la cifra final, las peticiones de Urdangarin están relacionadas con su compromiso de guardar silencio sobre los secretos que conoce de la familia real. Secretos que habría plasmado en unas memorias escritas durante su estancia en la cárcel de Brieva, cumpliendo condena por el caso Nóos.
Juan Carlos I se ofrece para cubrir las peticiones de Iñaki Urdangarin
En un inicio, la infanta Cristina no quería ceder ante las peticiones de Iñaki. Lo consideraba una humillación. Y ya había tenido suficiente con ser una cuernuda pública. Sin embargo, el rey emérito Juan Carlos I le pidió que no negociara, prestándose a cubrir los gastos y pagar la fiesta. La razón es que, según se ha dicho, el ex monarca aparece en muchas de las historias que Urdangarin revela en sus memorias. Un escenario que es familiar Juan Carlos. Y es que en el pasado ya usó su fortuna para obtener favores.
Un ejemplo notorio se mencionó en el libro 'Pieza 25, salvar a la Infanta' de Pilar Urbano y en su participación en el programa 'Chester' de Risto Mejide. Urbano relató cómo se desarrolló el caso Nóos y cómo Juan Carlos maniobró para proteger a su hija.
Juan Carlos, pagos para proteger a la infanta Cristina
Según Urbano, hubo una reunión trascendental entre Juan Carlos, el ministro de Justicia, el fiscal general del Estado y el jefe de la Casa Real. La escritora describió esta reunión como el "complot de Estado para salvar a la infanta". Durante el encuentro, se acordó que la infanta Cristina bajo ninguna circunstancia debía ser citada como imputada ante el juez Castro. "Este Castro de qué va", decía el rey emérito. Para garantizar que la infanta no fuera imputada, el fiscal creó un documento que establecía los pasos a seguir para evitar su imputación.
Urbano también compartió detalles sobre las tácticas de presión utilizadas para influir en el juez Castro, que incluían seguimientos, escuchas telefónicas, colocación de silicona en su cerradura y daños a su automóvil. Estas acciones, según Urbano, fueron realizadas por "los de siempre, los sicarios encargados de esas tareas". En otras palabras, Juan Carlos movilizo a su legión fieles de para salvar a la infanta Cristina.