En los círculos de la realeza española, la historia de la mala relación entre la reina Federica de Grecia, madre de la reina Sofía, y la Familia Real española se ha convertido en una verdadera leyenda. Juan Carlos I y su suegra Federica chocaron siempre en una intensa batalla de voluntades, donde ninguno estaba dispuesto a ceder terreno y en el que se enfrentaban con mofas, desafíos y hasta apodos. De hecho, la reina Federica no se refería al futuro rey de España con el respeto que se merecía, sino con un mote muy humillante debido a la sombra del franquismo.
Federica de Grecia vs. los Borbones
Federica de Grecia, conocida por su carácter decidido y dominante, no era alguien a quien se le pudiera llevar la contraria fácilmente. Cuando entendió que su hija, la princesa Sofía, no se comprometería con el príncipe Harald, heredero del trono noruego, se enfocó en convertirla en la próxima reina de España a como diera lugar. La ambiciosa suegra estaba decidida a asegurar un trono para su hija, y aunque Juan Carlos I no le agradaba del todo, eso no la detendría.
Federica de Grecia logró persuadir al Parlamento Griego para que costeara la majestuosa boda real entre Sofía y Juan Carlos de Borbón. Tras la boda, las discusiones entre yerno y suegra eran constantes, dado que Federica no desaprovechó ningún momento para menospreciar a Juan Carlos debido a la complicada situación de la Corona española en ese momento. Federica intentaba convencer al marido de su hija de tomar el control y convertirse en el rey de España. Sin embargo, la tarea no era sencilla, Juan Carlos se encontraba a la sombra de Franco, y su padre, el conde de Barcelona, ejercía una gran presión sobre él.
Manipulación y desprecio: Las peleas entre la madre de la reina Sofía y el 'tenientillo de nada'
Según la escritora Pilar Urbano, Federica se refería a su yerno con el apodo de ‘tenientillo de nada’. Juan Carlos, quien no dudaba en responder, le recordaba que él descendía de 17 reyes españoles y le explicaba la importancia de la dinastía borbónica en Europa, un hecho que contrastaba con la dinastía griega, que apenas tenía un siglo de antigüedad en esa época.
A pesar de sus desavenencias, Federica y Juan Carlos lograron construir una dinámica un tanto peculiar, dado que la madre de la reina Sofía visitaba La Zarzuela frecuentemente y compartía consejos con los jóvenes príncipes, aprovechando su experiencia en el exilio y su conocimiento de temas políticos para influir en el futuro de la monarquía española.
Con el paso de los años, las discusiones fueron disminuyendo, aunque nunca desaparecieron del todo. De hecho, el desplante final de Juan Carlos I hacia su suegra sorprendió a todos. El día de la muerte de Federica de Hannover, mientras se encontraba disfrutando de sus vacaciones de invierno, el rey, quien fue el primer en enterarse de la muerte de su suegra, decidió guardar silencio y envió a la reina Sofía de regreso a Madrid. La madre de Felipe VI se enteró de la muerte de su madre cuando recibió las condolencias de las autoridades en el aeropuerto. Por su parte, Juan Carlos I siguió disfrutando de sus vacaciones.