El hecho de que Leonor de Borbón esté justo ahora dentro de las instalaciones de Zaragoza es un hecho milagroso y que algunos considerarán una “victoria”, ya que conocidas eran las intenciones de Letizia de evitar a toda cosa que su hija siguiera los pasos de su padre y su abuelo. Ahora la pelea será para evitar que Sofía de Borbón haga lo mismo, pero de momento nos quedamos con la princesa de Asturias, según comentó Pilar Eyre, para que la hija de los reyes esté ahí tuvo que librarse una guerra en Zarzuela, un conflicto que abarcaba desde gritos hasta portazos.
Felipe VI hizo lo posible para que su esposa entrara en razón y consintiera que su hija siguiera el protocolo y afrontara los tres años de formación militar. Finalmente cedió, pero no sin antes pasar por momentos tensos y días sin hablar entre los reyes. También deberíamos tomar en consideración la opinión de Leonor de Borbón, quien no demostraba interés ni ganas de formarse militarmente, pero finalmente ha tenido que ceder al igual que su madre, pero si esto es correcto o no lo dejamos a criterio de los lectores.
Juan Carlos I, complacido de ver a su nieta en la academia, hasta que notó algo raro
El mayor enemigo de la reina Letizia se estaría frotando las manos en situaciones normales al ver que su querida nieta está siguiendo sus pasos, tal y como debe ser, pero la sonrisa de Juan Carlos I se habría borrado de su rostro al percatarse de un pequeño detalle en el uniforme de Leonor de Borbón, un detalle que aunque puede parecer insignificante, puede dejar claro una vez más el alcance de la influencia de la reina consorte.
Una parte elemental del uniforme es la “galleta militar de identificación”, una especie de insignia que llevan todos los cadetes en el pecho en la cual pone su primer apellido, ni más, ni menos, sin embargo, en el caso de la princesa de Asturias hemos podido ver gracias a las fotos que se han publicado que en su galleta pone “Borbón Ortiz”, llevando tanto el apellido de su padre como el de su madre, y aunque hay casos en los que se agrega el segundo apellido, este no es uno de esos.
Letizia extiende su influencia hasta dónde puede, y llegó a Zaragoza
Los únicos dos casos en los cuales se agrega el segundo apellido de un cadete es cuando el primer apellido es muy común y requieren del segundo para diferenciarlo de otros cadetes o cuando se trata de un apellido compuesto. Como ya mencionamos la hija de los reyes no cumple con ninguna de las dos condiciones, por lo que se teoriza si la adición del “Ortiz” a su galleta militar de identificación es obra de las influencias de su madre, quien incluso habría intentado cambiar el menú de la academia, cosa a la cual se le respondió con una negativa, estableciendo que el menú de Zaragoza se mantendría tal cual está, sin preferencias para ningún cadete, ni siquiera la hija de los reyes.