Las aventuras de Juan Carlos I han sido un tema de conversación desde hace décadas, antes de su gobierno, durante y aún después del mismo, incluso podríamos esperar que luego de su muerte se siga hablando de un personaje tan polémico con normalidad. Lo que más resuena del padre de Felipe VI son los ambiciosos planes de su regreso, algo que hace que todos volteen las miradas con la intención de saber como termina semejante conflicto.
Sin embargo, aunque las cosas parecen estar avanzando para Juan Carlos I, es demasiado pronto para sacar alguna conclusión al respecto, pero sobre lo que sí podemos elaborar es respecto a lo que ya ocurrió. Algunos bien sabrán que el pasado mes de agosto el rey emérito visitó España una vez más, como en ocasiones anteriores en los pasados años ha llegado a Sanxenxo, donde se sube al “Bribón” cada vez para participar en las regatas, esta una costumbre que no gusta demasiado a Letizia, pero nada parece detener al emérito en su camino a frecuentar España cada vez más.
Durante su visita en 2022, Juan Carlos I no solo viajó a su país sino que además volvió a Abu Dabi con un lujoso cargamento dentro del avión, algo cuyo propósito es desconocido, pero existen dos grandes teorías. Todo empezó con el ya mencionado viaje del emérito a Sanxenxo, en la casa de su anfitrión de siempre, Pedro Campos, le esperaba un festín del cual no podía permitirse comer mariscos. La edad de Juan Carlos I no es para tomarse a la ligera y todo ese ácido úrico puede convertirse en un verdadero problema a corto y largo plazo.
El emérito tuvo que voltear la mirada e ignorar los mariscos gallegos, para más sufrimiento, resulta bastante sabido que le encantan y evitar comerlos debe ser un enorme acto de fuerza de voluntad, que aparentemente tampoco le duraría demasiado. Juan Carlos I prosiguió con su agenda, estuvo en Sanxenxo e hizo una parada final en Zarzuela, pero al momento de volver no había forma de que el padre de Felipe VI regresara a Abu Dabi con las manos vacías, es por esto que la zona de carga del avión terminó llena de mariscos, literalmente.
Un cargamento para él, o para sus amigos
El aroma que desprendía el avión al llegar a Abu Dabi debió ser cuanto menos digno de olvidar para siempre, pues las áreas de dicha aeronave estaban llenas de un inmenso surtido de marisco gallego que, en primer momento se pensó Juan Carlos I había comprado para celebrar su propio festín de marisco durante días, sin embargo, el italiano Alessandro Lequio tenía una teoría distinta. En realidad el cargamento del avión era un regalo para los amigos del emérito en Abu Dabi, esos que le tratan como un hermano y seguramente estarán involucrados en todas aquellas fechorías por las que se conoce a Juan Carlos I. Lo curioso del asunto es que se supone que, contrario a lo que esperaríamos del emérito, el cargamento de marisco fue pagado por él, algo que dejaría sorprendido a todo aquel que conozca el actuar del rey.