Las sospechas de que Juan Carlos I tenía un patrimonio oculto en otro país siempre hicieron eco. De hecho, Zarzuela alegó que el rey no tenía ninguna cuenta vigente en Suiza. Después de su estrepitosa caída durante la infame cacería en Botsuana, no solo se supo sobre su devaneo extramatrimonial con Corinna Larsen, sino también sobre su situación económica fuera de España. El distanciamiento sentimental fue el escenario perfecto para contarlo todo, Larsen afirmó que tiene cuentas en el país helvético y que se dedica a cobrar comisiones. Sea cual sea la fuente de ese dinero, ahora Cristina y Elena son las merecedoras de esos millones.
Lo cierto es que Juan Carlos I está ligado a una serie de actividades financieras turbias, presuntamente no legales. Los investigadores confirman la ‘cara B’ del padre de Felipe VI, quien está inmerso en una red de cuentas bancarias secretas, sociedades de papel, comisiones, donaciones, testaferros y más. No hay más que recordar que este escándalo lo llevó al exilio en 2020. Diferentes medios internacionales hicieron una estimación de a cuánto asciende la fortuna del rey emérito, New York Times la cifró en 1800 millones de euros y Forbes en 2000 millones de euros. Cristina y Elena, al final del día, serán las únicas que disfruten de este dinero envenenado.
¿Pero cómo lo harán? Puesto que este dinero es una bomba de tiempo que solo puede poseer alguien astuto, escurridizo y con influencias como el marido de Sofía de Grecia. Te contamos sus planes.
Juan Carlos I, jugada maestra para evitar a Hacienda
La herencia de Juan Carlos sigue intacta y recaerá en sus familiares y allegados cuando pase a mejor vida. Eso sí, con excepción de Felipe. El monarca anunció públicamente que no planea recibir un solo euro de ese patrimonio, aunque esto pueda suceder de aquí a algunos años. Así que las herederas universales serán las infantas, quienes ya están al tanto de las tácticas de su padre. Teniendo en cuenta que esos millones no fueron declarados legalmente y que despertarán una serie de protocolos tributarios para determinar su procedencia, destino y demás inconvenientes. Lo que hará será más plausible para la tranquilidad de sus hijas.
Desde Elcierredigital aseguran que, en el caso de Cristina, será más sencillo. Ya que vive en Suiza, donde se presume que hay un gran volumen de este legado. En Ginebra se resolvió que el emérito le pagará a Iñaki Urdangarin por el divorcio, los estudios de sus hijos y ella podrá recibir la parte que le corresponde.
Elena, por su parte, tiene domicilio fiscal en España. Por lo que será necesario un protocolo más enrevesado. La intención es que Froilán y Victoria Federica se conviertan en testaferros fuera de España. De esta manera, la royal podrá convertirse en la administradora del dinero que recibirán los jóvenes y, finalmente, acceder a este sin levantar sospechas ante Hacienda. Aunque el cuarto en la línea sucesoria al trono ya dio el primer paso al irse a vivir a Abu Dabi, también se presume que parte del dinero podría cobrarse en Londres.
Cristina y Elena podrían volverse las mujeres más adineradas de España. Está por verse, realmente, hasta dónde llega la fortuna de Juan Carlos I.