Casa Real

Juan Carlos I estaba aliado con el gobierno para sus relaciones extramatrimoniales

Los “picaderos” que nacieron en colaboración con el gobierno para que Juan Carlos I pudiera cometer sus “fechorías”.

Foto: GTRES
Barcelona. Domingo, 01 de octubre de 2023. 12:10 / Actualizado: Viernes, 01 de diciembre de 2023. 10:43
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Juan Carlos I

No es un secreto para nadie que Juan Carlos I era un hombre con una vida muy ajetreada cuando de mujeres hablamos. Esto es un hecho y, aunque no sabemos ni la mitad de las cosas que hacía el emérito con sus amantes, sí sabemos de varias amantes que tuvo y que han dado fe de que el emérito es un total “apasionado”.

Tanta era la pasión del emérito que, de no controlarlo, hubiera habido un problema de interés nacional, pues nadie en la corona podía darse el lujo de dejar las puertas abiertas de la habitación a de Juan Carlos I y dejar ver lo infiel que era. Había que cuidar la apariencia pública del rey, y es por eso que el CESID buscó una especial solución para esto, lo cual suena un tanto increíble. 

La cuestión es que no podían controlar a Juan Carlos I. Si una mujer fuera de su matrimonio le gustaba él haría todo lo posible por estar con esa mujer sin importar el coste. Su “amor” por las mujeres no estaba sujeto a discusiones, y es por esto que el CESID en vez de intentar controlarlo (cosa que era imposible), controlaría sus encuentros, lo cual sí que era posible y,  para sorpresa de todos, Juan Carlos I estaba de acuerdo. 

Los “picaderos” que nacieron en colaboración con el gobierno para que Juan Carlos I pudiera cometer sus “fechorías”

El gobierno y todo el Centro de Inteligencia de la época aceptó la vida sexual que llevaba el emérito y por ello sabían que no podían ponerle cadena, y en vez de eso, decidieron aliarse al emérito para que este tuviera más libertad a la hora de ser infiel, pero eso sí, tendría que hacerlo en lugares específicos que estaban marcados como seguros y que estaban bajo el control del CESID. 

Así se evitaba que el emérito fuera atrapado por la prensa, que hubiera filtraciones de sus encuentros y demás. A partes iguales, las mujeres con las que solía estar el emérito también eran monitoreadas por el CESID, por lo que no podía quedar ni un solo cabo suelto que afectara a la reputación del emérito, aunque hoy en día se conoce mucho sobre esto, en el pasado no era una opción que se supiera del tema y mucho menos que se hablara sobre el mismo. 

Felipe VI y Juan Carlos I
Felipe VI y Juan Carlos I

El caso es que el primer “picadero” que decidieron poner operativo para que el emérito pudiera estar con sus amantes estuvo en Majadahonda, aunque decidieron descartarlo luego de un par de encuentros por el hecho de estar tan lejos de Zarzuela. De esta forma decidieron poner operativos otros “picaderos” mucho más cercanos al palacio para que Juan Carlos I pudiera llegar sin problemas y sin dar la apariencia de que estaba haciendo un viaje largo, evitando así llamar la atención de la prensa, que era justo lo que quería el CESID.  Sin duda alguna, fue una época buena para el emérito dado los aliados que tenía y todo lo que podía hacer con sus amantes sin restricciones, aunque dicen que todo lo que hacía el emérito era grabado por “seguridad del rey”.