Iñaki Urdangarin ha sido uno de los nombres más sonados alrededor de la familia real desde hace varios años, y es que el ex futbolista tenía todo lo necesario para hundir a la familia de Juan Carlos I si así lo hubiera querido, ya que tenía en su poder secretos e historias de todo tipo que dejaban en una muy mala posición de Felipe VI y al resto de la familia. Sin embargo, Iñaki Urdangarin no supuso un mayor problema debido a que este quería dinero y dinero es lo que le sobra a la familia de Juan Carlos I. De hecho, fue el propio rey emérito el que pagó el silencio del ex balonmanista, aunque han habido cosas que el emérito no ha podido pagar.
Una de estas cosas ha sido la expulsión de Letizia Ortiz, la esposa de Felipe VI y a quién siempre el emérito quiso tener fuera de Zarzuela. Desde la primera vez que la vio el emérito se hizo una idea de que no era una mujer que le correspondía a su hijo, y al parecer el tiempo le ha dado la razón. Sin embargo, aunque Juan Carlos I estaba dispuesto a darle dinero a la esposa de su hijo para que esta desapareciera, las cosas no fueron como el rey emérito esperaba.
La crisis matrimonial de 2011 no evitó que la pareja siguiera junta
Cuando Jaime del Burgo se reveló como el amante de Letizia en el pasado, los primeros en enterarse fueron los miembros de la familia real y Zarzuela hizo todo lo posible porque dicha información no llegara a otras partes. Esto permitió que la familia pudiera tener control total de esta crisis y proceder de la mejor manera, aunque Juan Carlos I estaba claro respecto a lo que había que hacer: su hijo se tenía que divorciar.
El rey emérito le aconsejó a su hijo divorciarse y así evitar que la noticia pudiera explotar en un futuro (cosa que pasó así), y estaba tan interesado en que Felipe VI se divorciara de Letizia que incluso se quiso comprometer a pagarle la vida a la ahora consorte. Si había un divorcio, el que se encargaría de todo en temas económicos sería Juan Carlos I, y este estaba dispuesto a pagarle a Letizia e incluso a pagarle a Jaime del Burgo, todo para que los dos amantes pudieran desaparecer de la familia real.
Aún así, no hubo divorcio, ya que Felipe VI decidió continuar su vida al lado de Letizia por el bien de sus hijas, las cuales aún eran pequeñas. Sin embargo, ya una de las hijas del rey es mayor de edad y la otra está a punto de serlo, porque lo que es posible que ahora sí haya divorcio, aunque el primer paso que darían los reyes sería un cese temporal de convivencia, todo para esperar a que se calmen las aguas.