Los conflictos dentro de la familia real o que están relacionados con ellos son la norma y no la excepción a la regla. No falta una semana en la que no tengamos novedades de los Borbón pues siempre tienen algún motivo por el cual manifestar sus diferencias. Incluso en los días más importantes de la corona en los que intentan demostrar lo “unidos” que están como familia pese a sus problemas fallan en su cometido, pues de todas formas terminamos conociendo las situaciones que dejan al aire la realidad de la familia del rey.
En este caso, ha ocurrido uno de los días más esperados del año y quizá el más importante para la realeza de camino a su futuro, el cumpleaños número 18 de Leonor de Borbón. La hija mayor de Felipe VI y Letizia y futura reina de España ha hecho lo que le encomendaba su destino como primogénita del rey y ha juramentado en el congreso tal cual como hizo su padre con su misma edad.
La celebración de Leonor de Borbón, presidida por la frialdad
Durante las pasadas semanas hemos recibido información sobre la celebración posterior a la juramentación, un evento muy privado en el cual se esperaba la presencia de toda la familia real. Si seguimos los patrones de los meses pasados sería normal pensar que sólo asistiría la familia de Letizia, pero en teoría toda la familia de Felipe VI estaba invitada y las expectativas no se hicieron esperar.
Incluso Juan Carlos I fue invitado a la celebración de su nieta, y sin perder la oportunidad de volver a España, el emérito se presentó. Probablemente su presencia era la más determinante en el evento pues en base a esto sus hijas se debatían si ir o no al cumpleaños pues la intención siempre ha sido apoyar a su padre en todo lo posible. Sin embargo la familia de la reina no pensaba lo mismo.
Los Ortiz Rocasolano no se llevan demasiado bien con los Borbón y viceversa. Su relación ha sido determinada con el trato preferencial del que han gozado los Ortiz desde que Letizia está en el trono junto a Felipe VI. En el cumpleaños de Leonor de Borbón pudimos conocer que la familia de la reina consorte ignoró casi totalmente a Juan Carlos I. Más allá de saludar y despedirse para mantener las apariencias, no intercambiaron palabra, salvo por un integrante de los Ortiz Rocasolano.
Este homónimo del emérito habría entablado una conversación con Juan Carlos I, su trato fue muy cortés, pero la reacción de la familia no se hizo esperar, Letizia y su madre, Paloma Rocasolano fueron las responsables de encargarse de su familiar y apartarlo de la “indeseada presencia” del rey emérito. No les conviene que alguien de la familia se lleve bien con Juan Carlos I, y ahora que el emérito está cada vez más cerca de España es aún menos conveniente.