Juan Carlos I es un hombre con muchas historias, uno que pasará a la historia seguramente como el hombre con más amantes de España que ha habido en nuestra época, o bueno, no lo sabemos. Lo cierto es que el emérito tiene el registro aproximado de haber estado con al menos 5.000 mujeres diferentes durante toda su vida, un número muy grande y sobre todo cuando hablamos de amantes.
Lo más probable es que nunca lleguemos a conocer ni siquiera un 10% de las amantes que tuvo el emérito, pero sí que han quedado muchas historias de Juan Carlos I para la posteridad. Por ejemplo, sabemos que este llegó a meter en una ocasión a Corinna Larsen a Zarzuela y que se cruzó cara a cara con la reina emérita, o que incluso el emérito llegaba a estar en yate con sus mujeres solo para luego protagonizar una persecución a toda la velocidad con su esposa detrás en un bote.
Sin embargo, algo que muy pocos saben sobre las aventuras del emérito es el hecho de que todo estaba preparado para que el emérito pudiera hacer lo que fuera sin que hubiera peligro de ningún tipo. Hoteles preparados, escoltas especiales y de máxima confianza, cámaras en las habitaciones, “picaderos”, y lo que nos compete el día de hoy: un helicóptero.
Juan Carlos I utilizaba un helicóptero para verse con sus amantes
Cuando Casa Real se dio cuenta de que no podían atar al rey y hacer que se controlara, decidieron ayudarlo. Era importante que no se filtrara al emérito en sus encuentros con ninguna mujer, por lo que la seguridad y privacidad del mismo era muy importante. Comenzaron a ayudar a Juan Carlos I a verse con sus mujeres, reservando hoteles solo para él y habilitando “picaderos” en los que podía hacer lo que fuera. Sin embargo, también contaba con un helicóptero que le ayudaba a trasladarse, y el cual muchas veces servía como un hotel aéreo.
Sí, una cita en un helicóptero no es precisamente de lo más romántico, pero como mínimo es algo distinto. El caso es que cuando el emérito no podía estar de forma segura con sus amantes en ningún lugar, las llevaba de paseo en un helicóptero, el cual era propiedad de Casa Real y cuyos pilotos tenían la obligación de cuidar del emérito pasara lo que pasara.
Sin embargo, el helicóptero también tenía otros usos, y es que servía para trasladar al emérito de un sitio a otro sin llamar mucho la atención. Bueno, lo cierto es que de llamar la atención, llamaba, pero nadie podía asegurar que era el rey de España el que iba en dicho helicóptero.
Esto fue relatado por Amadeo Martínez Inglés, ex coronel del Ejército de Tierra y que ha escrito un libro hablando sobre Juan Carlos I, ya que, como hemos dicho, el padre de Felipe VI tiene muchas historias que contar.