Dicen que el rey emérito Juan Carlos I tiene el deseo de volver a España antes de morir. Quiere estar en la tierra que considera su patria, el país que ama, el día que deje este mundo. El ex monarca afirma sentir una gran pasión por España. Sin embargo, parece que su amor por el país tiene limitaciones muy claras.
Porque Juan Carlos no está dispuesto a pagar ni un euro en impuestos, ni siquiera después de morir. Es por eso que, según múltiples fuentes y medios de comunicación, Juan Carlos I está orquestando un plan para que sus hijos reciban su herencia sin tener que abonar impuestos. Aunque el rey Felipe VI ha renunciado a su parte, sus hermanas, las infantas Elena y Cristina sí están en el testamento. Y parecen dispuestas a seguir las instrucciones de su padre para evitar tributar en España.
Pagar impuestos no va con el rey emérito Juan Carlos I
La infanta Cristina reside en Ginebra, Suiza, lo que le permite recibir su parte de la herencia sin pagar impuestos. En cambio, la infanta Elena vive en España, donde tendría que cumplir con sus obligaciones tributarias. Sin embargo, con Froilánen Abu Dabi, la familia podrá eludir impuestos con éxito y que la herencia quede libre de cargas fiscales. Lo podrá cobrar Froilán y que la infanta Elena sea la administradora. La astucia de esta maniobra es innegable, lo que confirma que ese amor a España es algo selectivo. Queda claro que lo que pertenece al pueblo, y el pueblo en sí, le importan un comino.
Para que este plan funcione sin problemas, la herencia debe consistir en dinero líquido. Dejar propiedades a sus hijas implicaría cambios de titularidad, lo que atraería la atención de Hacienda y podría dar lugar a tributos importantes.
Juan Carlos I lo deja todo atado para que sus hijas no tengan que dar explicaciones al fisco cuando muera
Por esta razón, el rey emérito ha estado liquidando sus propiedades y convirtiéndolas en efectivo. Su objetivo es asegurarse de que sus herederas reciban una herencia basada únicamente en dinero en efectivo, sin que Hacienda pueda reclamar un solo euro. Esta estrategia ha sido su principal enfoque desde sus últimas visitas a España, cuando se ha comentado que aprovechaba para arreglar los detalles de su herencia.
En última instancia, esta estrategia plantea cuestionamientos éticos y morales, y parece que hay quienes aún le ríen las gracias al ex monarca. Uno podría en su coeficiente intelectual o que comparten su misma ética dudosa. Y es que no hay justificación para aplaudir al emérito.