El rey emérito Juan Carlos I es toda una figura allá a donde vaya. Es recordado por muchas cosas, pero en el ámbito de su vida personal se le recuerda por lo mujeriego que era. Esta palabra es un tanto brusca depende de cómo se usa y a muchos hombres no les gusta (quizás a Juan Carlos I tampoco), pero es un hecho de que esta palabra es la que mejor encaja con el perfil de hombre del rey emérito.
Este incluso ha sido apodado como “el rey de las 5000 amantes” por el alto mando retirado del ejército Amadeo Martínez Inglés, el cual recopiló en su libro muchas de las historias desconocidas hasta entonces del padre del rey Felipe VI, aunque Amadeo Martínez no ha sido el único que ha hablado al respecto.
De hecho, Pilar Eyre también ha llegado a hablar muchas veces sobre esto, sobre lo frenético y activo que era Juan Carlos I cuando de mujeres se trataba. Sin embargo, el día de hoy queremos hablar de una mujer que para Juan Carlos I fue especial, además de que fue su primer amor conocido y con la que, supuestamente, tuvo una hija antes de tener a las infantas con la reina Sofía.
Con 18 años, Juan Carlos I era todo un rompecorazones
Probablemente cuando el emérito alcanzó la mayoría de edad fue cuando más libertades tuvo en el lado romántico y emocional (y también sexual), y quizás esta etapa es importante para hablar sobre la adicción de Juan Carlos I a las mujeres. Cuando tenía 18 años se enamoró de Olghina de Robilant, de la cual se habla muy poco en comparación con Marta Gayá y Corinna Larsen, pero lo cierto es que la condesa también fue una mujer importante para el padre de Felipe VI, pues significó el primer paso para que el emérito expresara sus deseos.
Esto fue mutuo, ya que la condesa también admitió en una ocasión haber estado fuertemente enamorada del joven Juan Carlos, aunque ella le llevaba 4 años. Esto no fue impedimento y se dice que para cuando el futuro rey se iba a casar con Sofía de Grecia este todavía tenía encuentros de cama con Olghina de Robilant.
Realmente estaba enamorado de ella, no de Sofía de Grecia, pero de igual forma se tuvo que llevar a cabo el matrimonio. Sin embargo, antes de esto, la condesa le confesó a Juan Carlos I estar embarazada de él, algo que este no creyó y negó en los años posteriores, aunque años después Olghina de Robilant llegó a decir lo mismo en público: que su hija Paola era hija de Juan Carlos I.
Esto se quedó solo en palabras, pues nunca salió a la luz una prueba de ADN y la supuesta hija de Juan Carlos I tampoco estuvo muy interesada en darse a conocer, cosa que sí hicieron otros supuestos hijos del emérito que nunca fueron reconocidos tampoco.