El rey Juan Carlos I está muy preocupado por la salud de su nieto Froilán, por lo que ha decidido enviarlo a una clínica privada de desintoxicación en Abu Dabi. La clínica, que es frecuentada por los niños adinerados de la región, emplea la medicina oriental para ayudar a sus pacientes a perder peso, mejorar su salud y estado general.
Froilán, que tiene 25 años, ha llevado una vida de fiesta y excesos que preocupa a su abuelo, quien ahora tiene el deseo de que su nieto tenga una buena vida, mejorando su estado de salud.
Según fuentes cercanas a la familia real, Juan Carlos I está decidido a ayudar a Froilán. El rey está pagando los gastos de la estancia de su nieto en la clínica y está en contacto con los médicos para supervisar su progreso.
Froilán, desintoxicación en la clínica privada de los ricos de Abu Dabi
Según fuentes cercanas a la familia real, Froilán ingresó en la clínica el pasado mes de febrero, poco después de mudarse a Abu Dabi para trabajar en la compañía petrolera Abu Dhabi National Oil Company (ADNOC).
El rey Juan Carlos I está muy preocupado por la salud de su nieto, por lo que ha decidido enviarlo a la clínica. El rey está pagando los gastos de la estancia de Froilán y está en contacto con los médicos para supervisar su progreso.
Juan Carlos I acudió a esta clínica de Abu Dabi
De acuerdo con Laurence Debray en su nuevo libro, 'Mon Roi déchu' ('Mi rey venido a menos' o 'Mi rey caído'), el emérito ha tenido, positivamente, un gran cambio físico.
Presuntamente, en poco más de un año, el esposo de Sofía ha perdido más de 10 kilos, según lo que relata la autora. "El rey no viste de rey. Ni siquiera lleva camisa. Claramente, el confinamiento ha tenido un impacto en la forma de vestir de todos. Lleva un polo blanco demasiado grande, chaqueta sin mangas, pantalones de lona y zapatillas negras. Podría confundirlo con un turista estadounidense, o un banquero retirado de Manhattan que se encuentra en Florida. No sé si su polo es demasiado grande o si ha perdido mucho peso", explica la escritora, pero él se lo confirmó: "He perdido 12 kilos".
Tal y como recoge Vanitatis en su sitio web, "el rey ya no tiene la cara hinchada por los medicamentos. Sus manos siguen tan finas y limpias como siempre. Se ve sereno y tiene un rostro sano y ligeramente bronceado. Lo único que me llama la atención son sus ojos. Si antes eran de un azul deslumbrante, ahora sus pupilas están rodeadas de gris claro. El tiempo desvanece los colores. Afortunadamente, su risa infantil, franca, gentil, ilumina la habitación de vez en cuando (...). Como para señalar que su fuerza vital permanece intacta a pesar de los imprevistos del destino".
Laurence Debray también reconoció la debilidad física de Juan Carlos I: "Sus prótesis le han reducido la movilidad. Se levanta dolorosamente y camina inseguro con un bastón. Entonces surge el peso de su dolor y su destino".