Juan Carlos I siempre ha mantenido una estricta discreción en lo que respecta a su vida privada, aunque su afición por las mujeres es ampliamente conocida. Su matrimonio con la reina Sofía fue más por deber que por amor, y sus relaciones íntimas con ella estaban más orientadas hacia la procreación que hacia el afecto. A lo largo de su vida matrimonial, se rumorea que ha tenido encuentros con miles de mujeres, se estima que más de 5.000, y su apetito sexual parece no haber menguado con el tiempo. Algunas de estas mujeres lograron tocar su corazón, mientras que otras fueron solo pasatiempos efímeros. Entre estas figuran nombres notables como Corinna Larsen, Bárbara Rey y Marta Gayà, y se ha dicho que algunas de ellas elogiaron sus habilidades en la cama, describiéndolo como excepcional.
Sin embargo, no solo las amantes tuvieron el privilegio de ver al exmonarca desnudo. La revista Interviú, conocida por su enfoque sensacionalista, tuvo la oportunidad de adquirir fotografías íntimas de Juan Carlos I en una ocasión. Miguel Ángel Gordillo, exsubdirector de la revista, reveló en una entrevista cómo rechazaron la oferta de compra, temiendo las repercusiones legales y el costo asociado con la exclusiva. A pesar del potencial de ser la publicación más exitosa de la historia, decidieron no publicar las fotos, conscientes de las consecuencias negativas que podrían acarrear.
Juan Carlos descubierto en su yate sin ropa
Las imágenes, aunque fueron compradas por una publicación en Italia, nunca se mostraron en su totalidad. Algunas de ellas eran consideradas demasiado escandalosas para ser publicadas, y se desconoce si el propio Juan Carlos pudo haberlas adquirido para evitar su divulgación. El hecho de que estas fotografías existieran representaba un peligro constante para la reputación del exmonarca, especialmente cuando se encontraba en su yate en Mallorca, donde era más vulnerable a ser capturado en situaciones comprometedoras.
Antonio Montero, periodista especializado en la monarquía, relata las dificultades de intentar fotografiar al rey desnudo, destacando las estrictas medidas de seguridad que rodeaban su residencia en Mallorca. A pesar de la presencia de 150 policías y varias embarcaciones militares, algunos intentaron obtener imágenes de Juan Carlos en su estado más vulnerable, pero ninguna de estas tentativas llegó a buen puerto, ya que el monarca estaba protegido contra cualquier intento de exposición no deseada de su vida privada.