2023 probablemente será recordado como un año oscuro para la casa real a nivel de imagen. No es extraño que ocasionalmente surjan noticias que terminan impactando contra la reputación que tanto intenta cuidar Zarzuela, pero en este contexto 2023 ha resultado desastroso en casi todos los niveles. A pesar de que temas como el divorcio de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin poblaban los titulares a lo largo de todo el año con muchos rumores sobre lo que podría pasar o no si no le pagaban al ex balonmanista, al final todas y cada una de las noticias negativas fueron engullidas por el caso de Jaime del Burgo y Letizia, algo que seguro se convertirá en tema de conversación durante los siguientes meses.
Gracias a la información divulgada por Jaime del Burgo nos enteramos del amorío que habría tenido con Letizia durante 2010 y 2011, una situación que se ha vuelto crítica para la imagen de la corona pues ha dejado muy mal parada a Letizia e igualmente a Felipe VI, quien ahora se ha ganado reputación de cornudo gracias a que, lamentablemente para él, Jaime del Burgo no era el único.
El padre de Letizia sale a dar la cara, ofreció disculpas al rey
Jesús Ortiz no habla demasiado con su hija la reina y con el paso del tiempo aprendimos que su relación se fue atrofiando en el tiempo por diferentes razones, como el que Jesús Ortiz se emparejara con Ana Togores, al igual que el padre se enfadó con su hija por haberle sido infiel a quien sería pocos años después el rey de España, una falta por la cual Jesús Ortiz se disculpó personalmente con Felipe VI.
A pesar de que Letizia no se lleva demasiado bien con su padre, la relación entre Jesús Ortiz y Felipe VI es cordial, se llevan bien, al igual que se llevarían el rey y Paloma Rocasolano. Es por esto que Jesús Ortiz sintió responsabilidad por las acciones de su hija y decidió ponerse en contacto con Felipe VI para ofrecerle unas disculpas.
Felipe VI perdona, pero no olvida
Si a día de hoy Felipe VI y Letizia siguen juntos se intuye que el rey aceptó sus disculpas, pero como él mismo le habría dicho a su suegro, el hecho de que perdone la infidelidad no significa que se olvide de ello como si nada. No es para menos pues Felipe VI es hijo de un matrimonio donde la infidelidad ha sido la norma y no la excepción, por lo que el rey ya venía previamente condicionado a verse muy afectado por acciones como las de la consorte, no solo por él sino por sus hijas, Leonor y Sofía de Borbón, pues el rey esperaba que sus hijas pudieran crecer si tener que afrontar el mismo problema que él vivió con sus padres.