Fue hace ya muchos años, en 2007, cuando desde la Casa Real Española anunciaron ara sorpresa de muchos que el matrimonio formando por la infanta Elena y Jaime de Marichalarno se rompía, pero sí que se daba un “cese temporal de la convivencia”, una fórmula que nadie se creyó desde un inicio y que evidentemente se acabó convirtiendo en divorcio apenas dos años después.
Desde entonces el ya ex marido de la infanta decidió desaparecer de los medios y de los actos públicos para centrarse en lo que siempre le ha gustado: la moda. Gustará más o menos su estilo, pero es evidente que Marichalar siempre ha tenido buen ojo para la moda.
No es casualidad entonces que lleve muchos años metido en el mundo de las marcas más prestigiosas de moda y que sea un habitual en las tiendas más caras y en los desfiles de las marcas más top.
El migo millonario de Jaime de Marichalar
Eso sí, su entrada en este mundo no ha sido por casualidad, sino por la buena amistad que mantiene desde hace ya muchos años con Bernard Arnault, millonario francés y el presidente del grupo LVMH, un grupo en el que están integradas marcas como Louis Vuitton, Kenzo, Dior, Christian Lacroix, Fendi, Donna Karan y Marc Jacobs.
SI bien es cierto que Jaime trabaja desde España para este grupo, también lo es que pasa muchas épocas en París, donde el grupo tiene su sede central y donde, de hecho, se cuece lo mejor en Europa a nivel de moda.
Evidentemente el hecho de que sea uno de los grandes amigos del máximo responsable de este grupo es lo que le ha ayudado a posicionarse como un nombre importante dentro de él y que Marichalar sea un habitual en los mejores desfiles y en las fiestas de las marcas más top, algo con lo que siempre había soñado y que se hizo realidad a rañiz de su divorcio.