Irene Urdangarin, la hija de la infanta Elena y el ex duque de Palma, Iñaki Urdangarin, lleva dos años atravesando un difícil proceso emocional debido al doloroso divorcio de sus padres. La joven, que ha requerido apoyo médico especializado para enfrentar este complicado capítulo de su vida, ha sufrido profundamente por la separación y se ha visto afectada de manera significativa por el ingreso de la nueva pareja de su padre en la ecuación.
Desde el inicio de la separación de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, Irene experimentó una mezcla de emociones, incluyendo un gran resentimiento hacia su padre. Sin embargo, lo que aún no ha disminuido con el tiempo es el rencor que siente hacia la nueva pareja del ex jugador de balonmano, Ainhoa Armentia. La joven ha dejado claro que no tiene ningún interés en establecer una relación con la abogada y ha rechazado cualquier oferta de acercamiento.
Ayuda médica para sobrellevar el divorcio de sus padres
La difícil situación de Irene Urdangarin la llevó a buscar ayuda médica especializada hace dos años. Esta ayuda se ha centrado en ayudarla a procesar la compleja información relacionada con la separación de sus padres y a manejar sus emociones, que naturalmente han sido abrumadoras. El rápido colapso de su familia debido a la presencia de la nueva pareja de su padre fue un golpe devastador para la joven.
Durante los últimos dos años, ha estado asistiendo a terapia psicológica y psiquiátrica, visitando a los mejores médicos una vez a la semana. La joven ha luchado por procesar la inestabilidad que irrumpió en su vida cuando su familia se desmoronó debido a la llegada de Armentia, lo que desencadenó un descontrol emocional que requería atención médica especializada para ayudarla a procesar y manejar sus emociones.
De hecho, llegó un punto en el que se temió que Irene Urdangarin estuviera adoptando una actitud rebelde. Mostraba desinterés por casi todo, e incluso la Infanta Cristina se preocupaba de que la relación con Victoria Federica pudiera influir negativamente en su hija. En ese momento, se observó cierta distancia entre las dos primas, no porque ellas lo quisieran, sino por decisión de la Infanta Cristina.
Dudas sobre su futuro
Irene Urdangarin, que celebró su mayoría de edad el pasado mes de junio, se encuentra en una encrucijada en cuanto a su futuro. Inicialmente, tenía la firme intención de estudiar hostelería en la École hôtelière de Lausanne, una decisión respaldada por su madre, la infanta Cristina, y su abuelo, Juan Carlos I. Sin embargo, recientes resultados insatisfactorios en sus exámenes de ingreso a la universidad han sacudido su confianza y la han llevado a considerar un año sabático.
Estas indecisiones han encendido las alarmas en Cristina, quien teme que su hija tome una pausa poco productiva en su vida. Para evitar que Irene deje sus estudios, la hermana de Felipe VI podría insistir en que su hija continúe con la terapia, con el fin de que pueda tomar decisiones más racionales sobre su futuro académico y profesional.