La vida de Froilán en Abu Dabi es como un capítulo que no eligió protagonizar. Todo comenzó con las peripecias del nieto real en España, lo que llevó a sus padres, la infanta Elena y Jaime de Marichalar, a recibir presiones de los reyes Felipe y Letizia para mandarlo lejos, bien lejos, con su abuelo Juan Carlos I. Así es como acabó Abu Dabi, tierra de camellos y petrodólares.
El plan era claro: que Froilán pasara desapercibido, alejado del ojo crítico de la prensa española. El abuelo le encontró un trabajo en una petrolera, donde ejerce de algo así como un “becario real”. Y lo cierto es que no le va mal. Ha estado organizando la Cumbre del Clima de la ONU en Dubái, que se celebró a finales del año pasado.
Froilán quiere volver a España
Sin embargo, aunque Abu Dabi es bonito, sus amigos, su novia y sus juergas sin control están en España. Según aseguraba Monarquía Confidencial, "se siente solo en aquel país", y la soledad no es su mejor compañera.
Es por eso que, según hemos podido saber, Froilán tiene planes de retorno. Nada de idas con vuelta. Quiere comprar un billete de solo ida. El chaval de 25 años está harto de camellos y quiere volver a las juergas patrias antes del próximo verano. Quiere aprovechar el momento ahora que Letizia ha perdido poder por el escándalo de Jaime del Burgo.
Los reyes Felipe y Letizia, y la infanta Elena, prefieren que Froilán se quede en Abu Dabi
Ahí es donde la trama se complica. A la realeza no le hace gracia la idea de tener a Froilán de vuelta en los titulares. La reina Letizia y el rey Felipe no quieren verlo paseando por España. Pero Froilán, lejos de inmutarse, ya ha tomado su decisión.
No obstante, los reyes no son los únicos que no lo quieren en territorio español. La infanta Elena, madre de Froilán, tampoco está emocionada con la vuelta de su hijo. No es que le preocupe la imagen de la monarquía. Su razón es más terrenal: el dinero. Quiere cobrar la herencia de su padre, Juan Carlos I, sin tener que dar explicaciones al fisco español. Froilán, en este caso, se convierte en el testaferro perfecto para que el dinero fluya sin obstáculos. Y los deseos de Froilán de volver están generando tensión entre la mayor de las hijas de Juan Carlos I y su hijo.