La reputación de Juan Carlos I como un conquistador es ampliamente reconocida. Se dice que tuvo numerosas amantes a las que mantuvo en secreto mediante considerables sumas de dinero, una situación que Corinna Larsen reveló en su podcast. La relación con Sofía fue de desamor mutuo, aunque ella mantuvo un perfil mucho más bajo. A pesar de ello, hubo rumores de sus vínculos con ciertos hombres, aunque nunca se confirmaron adulterios con el progenitor de Felipe VI.
Las intimidades de la Familia Real Española rara vez se discuten públicamente, protegidas por la privacidad de Palacio de la Zarzuela. Sin embargo, periodistas especializados en la realeza como Jaime Peñafiel y Pilar Eyre han sacado a la luz detalles poco conocidos. Es de dominio público que la hermana de Irene de Grecia estuvo enamorada de Harald de Noruega, quien la consideraba solo una amiga, pues estaba enamorado de quien sería su futura esposa.
Un detalle menos conocido es la especial amistad entre Sofía y Alfonso Díez, ampliamente seguido por los medios del corazón por ser el viudo de la Duquesa de Alba. Se les vio juntos en varias ocasiones, mostrando una notable cercanía.
Pilar Eyre destaca que Sofía se sentía muy emocionada con esta amistad, que le permitía distanciarse de su realidad y encontrar felicidad. La periodista señala que, para la emérita, esta relación marcó un descubrimiento de vida más allá de Juan Carlos I. Se rumorea que Alfonso y Sofía mantenían un intercambio epistolar y tenían gran afecto el uno por el otro, una relación que no fue bien vista por Felipe VI. A pesar de los fuertes rumores, Alfonso desmintió cualquier especulación cuando éstos alcanzaron su apogeo, y se menciona que el rey prohibió cualquier comunicación del viudo con la Zarzuela.
Cuando los ánimos se calmaron, Pilar Eyre reavivó los rumores sobre esta singular conexión. Eyre relató cómo esta amistad, que parecía haber comenzado tras la muerte de la Duquesa de Alba, en realidad se originó antes, durante la enfermedad de Cayetana. Aunque hubo un momento en que a Alfonso se le vetó la comunicación con la Zarzuela por orden de Felipe, Beatriz Cortázar indica que tal prohibición ya no existe, y que la amistad entre Alfonso y Sofía continúa de manera discreta.
Aunque no se ha confirmado si su relación fue más allá de la amistad, la palabra "amor" se mantiene en suspenso. Curiosamente, cuando Juan Carlos se enteró de estos rumores, reaccionó con incredulidad y humor.
Alfonso Díez también se interesó por la infanta Elena, pero la hija de la reina Sofía estaba con Luis Astolfi
La historia amorosa de la infanta Elena ha permanecido lejos del escrutinio público, aunque no por ello ha sido inexistente. Tras su divorcio de Jaime de Marichalar en 2009, no se le ha conocido oficialmente ninguna relación sentimental, salvo una cercana amistad con Luis Astolfi. Recientemente, ambos se encontraron en el Club Pineda de Sevilla durante el Campeonato de España de saltos para veteranos, evento en el que el equipo de la infanta resultó ganador. Aunque su vínculo es estrecho, siempre se han considerado únicamente amigos, sin que en treinta años haya sucedido algo más entre ellos.
Se rumorea que en el pasado fueron algo más que amigos, aunque nunca llegaron a hacer pública su relación. Antes de que Elena conociera a Jaime de Marichalar, y siendo aún muy joven, con 23 años, y Luis Astolfi con 27, se les comenzó a ver juntos, por primera vez en el Rocío chico en agosto de 1986. Su cercanía se hizo evidente en numerosos eventos ecuestres y poco a poco compartieron más aficiones, siendo frecuentemente vistos juntos, aunque siempre acompañados por amigos, posiblemente para mantener en privado su relación.
Revistas de la época como “Tiempo” o “Época” publicaron titulares sugiriendo un noviazgo clandestino con frases como “Recta final de un noviazgo clandestino” o “Pasiones imposibles, amores difíciles”, dando por sentada una relación que ambos llevaban con gran discreción. Captarlos juntos en fotografías era una tarea complicada para los paparazzis, pues rara vez se les veía solos y los escoltas estaban siempre alerta para evitar que se les fotografiara en actitudes íntimas.
Luis Astolfi sentía un profundo afecto por la infanta Elena, pero no se veía capaz de lidiar con el constante foco mediático que ello implicaba, dada su preferencia por la discreción. Por su parte, la infanta, profundamente enamorada, presionaba por hacer pública su relación, lo cual llevó a desacuerdos y eventualmente a la ruptura de su vínculo. Astolfi, enfocado en su carrera deportiva, no se sentía listo para asumir el papel de yerno de la realeza, lo que condujo a que se distanciaran tras un romance de aproximadamente tres años.