La infanta Elena, hija mayor del rey Juan Carlos I y la reina Sofía, podría haber sido reina de España, sin embargo, su deseo no era asumir esta responsabilidad. Esta posibilidad existió cuando su hermano Felipe VI estuvo en una etapa en la que estaba despistado y no se decidía, una época en la que hasta pensó en renunciar.
La Infanta Elena se negó a reinar
En aquel entonces Felipeno estaba por la labor y prefería disfrutar de las ventajas de la soltería privilegiada que le proporcionaba el hecho de ser el heredero de un trono. El entorno monárquico español y los propios Reyes estaban “profundamente preocupados”, según lo recogido por Caza de Bunkers.
Pero los padres del actual rey no eran los únicos preocupados por la situación, su hermana mayor, la infanta Elena, también le angustiaba la conducta irresponsable de su hermano. El hecho de que tardara tanto en decidirse ponía de los nervios a toda la Familia Real, empezando por la reina Sofía y Juan Carlos I y acabando por la Infanta Elena, que no tenía ningunas ganas de ceñirse la corona ante cualquier eventualidad de la vida. Lo cierto es que aunque la infanta Elena fue considerada como una posible sucesora, ella se negó rotundamente.
La infanta Elena siempre ha sido una persona reservada y discreta, y nunca ha mostrado interés por la política o la realeza. Prefiere llevar una vida tranquila y familiar, y nunca estuvo dispuesta a sacrificar su libertad por el deber de reina.
Lo cierto es que, al pasar el tiempo, el entonces príncipe de Asturias finalmente decidió no renunciar al trono y continuar con sus deberes oficiales, pero la negativa de su hermana dejó claro que ella no estaba dispuesta a asumir la corona fuera cual fuera la decisión del actual monarca español.
Vida de la infanta Elena
En 1986, Elena de Borbón obtuvo su diploma en Profesorado de Educación General Básica y empezó a trabajar como profesora de inglés en su antiguo colegio, el Santa María del Camino. La infanta también ejercería esta profesión en la guardería Mikos, situada en el madrileño barrio de El Viso, según lo reseñado por Vanity Fair en su sitio web.
Durante su soltería, la relacionaron con miembros de la realeza europea como el príncipe Eduardo, nacido solo unos meses después que ella. El hijo pequeño de la reina Isabel II y la infanta abrieron un baile anglo-español en Londres en 1985 y, ocho años más tarde, compartieron carruaje durante una excursión de royals organizada por el rey Harald en Noruega. Sin embargo, luego se aclaró que no mantuvieron ninguna relación.
Al final fue un aristócrata español el que conquistó a la infanta Elena. En noviembre de 1994, la Casa Real anunció el compromiso de la hija mayor de Juan Carlos y Sofía con Jaime de Marichalar, hijo de los condes de Ripalda.
El 18 de marzo de 1995, la infanta Elena pasó por el altar de la catedral de Sevilla y se casó con Jaime de Marichalar. Era la primera boda real que se celebraba en España desde la de Alfonso XIII, pues tanto los condes de Barcelona como Juan Carlos y Sofía se casaron fuera de las fronteras del país. Sin embargo, después de nacer sus dos hijos, Victoria Federica y Froilán, la pareja se divorció en 2009.