En el año 2007, la infanta Elena puso punto final a su matrimonio con Jaime de Marichalar, sin imaginar que también marcaría el fin de su vida íntima. La infanta había contraído nupcias en 1995, convirtiéndose así en la única hija de Juan Carlos y Sofía que decidió enlazarse con un miembro de la aristocracia. Sin embargo, este enlace tampoco resultó ser el cuento de hadas que todos esperaban. Antes de su compromiso con Marichalar, Elena había mostrado su interés amoroso en el príncipe Eduardo de Inglaterra, quien más tarde se convertiría en el duque de Edimburgo. No obstante, el príncipe decidió desistir de su relación con la hija de Juan Carlos I y contrajo nupcias con Sophie Helen Rhys-Jones, una plebeya hija de un vendedor de coches.
Ante este desencanto amoroso, Elena optó por seguir adelante con su relación con Marichalar, a pesar de no sentir un amor profundo por él. De su unión nacieron dos hijos, Froilán y Victoria Federica, pero con el tiempo, Elena se dio cuenta de que su esposo no era la persona que aparentaba ser en un principio. Los altibajos emocionales de Jaime minaron la relación, y aunque intentaron mantenerse unidos por el bien de sus hijos, los problemas persistieron y se profundizaron con el tiempo.
Sin embargo, cuando la primogénita de los eméritos estaba a punto de anunciar su divorcio, Jaime de Marichalar sufrió un ictus, lo que retrasó sus planes. Finalmente, en 2009, pusieron fin a su relación, quedando únicamente vinculados por la responsabilidad compartida de sus hijos. No obstante, ni siquiera por ellos mantienen comunicación. Incluso en ocasiones en las que coincidieron en eventos sociales, como una boda de amigos en común, evitaron cualquier tipo de interacción, según testigos presenciales. La relación entre ellos es inexistente, marcada por el distanciamiento y la falta de comunicación.
La soledad tras el divorcio
Desde su divorcio, ninguno de los dos ha sido vinculado a otra relación, al menos públicamente. La infanta Elena, en particular, no ha sido vista en compañía de ningún hombre desde entonces. Actualmente, reside junto a su hija Victoria Federica en su piso de 500 metros cuadrados ubicado en el barrio del Niño Jesús, en el centro de Madrid. Sin embargo, debido a los compromisos y viajes frecuentes de Victoria, la infanta pasa la mayor parte de su tiempo en soledad, acompañada únicamente por su fiel compañero canino. La falta de avistamientos de la infanta en la compañía de un hombre sugiere que su vida amorosa ha permanecido en un segundo plano desde su divorcio.
"Elena no ha conocido varón desde que se separó de Marichalar”
A pesar de los persistentes rumores que han vinculado sentimentalmente a la infanta Elena con varios hombres en los últimos años, la realidad es que todos estos vínculos son meras especulaciones. Desde su divorcio, hace ya 17 años, la infanta ha permanecido soltera durante todo este tiempo. A diferencia de su hermana, la infanta Cristina, de quien se espera que pueda iniciar una nueva relación pronto, la infanta Elena ha optado por una vida más reservada y discreta. Según las palabras de la periodista Pilar Eyre, quien ha observado de cerca la vida de la realeza española, "Elena no ha conocido varón desde que se separó de Marichalar, ha hecho una vida muy para dentro...".