La infanta Elena es alguien que, al ser de la realeza, tiene la dicha de no preocuparse por muchas de la cosas que hacen palidecer al ciudadano promedio, pero comparándola con su propia estirpe, la élite beneficiada a la cual pertenece, ciertamente es quien ha sacado todas las papeletas de una lotería que quizá es desmerecedora de su persona, en un mal sentido, pues desde siempre la hermana de la infanta Cristina y Felipe VI se ha visto en medio de polémicas y comentarios, sin hacer nada realmente.
Hijos revoltosos y un matrimonio roto sin reemplazo
La infanta Cristina no parece tener ni el tiempo ni los ánimos para buscar a alguien que ocupe el lugar de Iñaki Urdangarin, ambos aún están en mediaciones para determinar qué tanto dinero se llevará Iñaki Urdangarin de la familia real con tal de guardar silencio, pero comparativamente, la infanta Elena ya tiene años desde que se separó de Jaime de Marichalar, divorcio que pudo llegar incluso antes de la fecha conocida, pero había presión por parte de Juan Carlos I, el cual no quería que su hija se divorciara, o al menos, no en el momento que ella quería hacerlo, Juan Carlos I es claro, “una divorciada es menos que nada”.
Suficiente tiempo habría pasado, en teoría, para que la infanta Elena busque a alguien más, una pareja con la cual vivir el resto de su vida, sin embargo, esto es algo que no ha ocurrido aún a día de hoy ni hay señal alguna de que vaya a ocurrir, esto es lo que comenta la conocida experta en realeza, Pilar Eyre, desde siempre trayendo información relevante respecto a las diferentes situaciones en las vidas de Felipe VI y su familia, en este caso, se enfocó en la infanta Elena y cómo a lo largo de su vida ha sido el patito feo de la familia real.
Una restricción basada en la religión de la infanta Elena
No es solo que la infanta Elena no haya tenido más parejas, sino que ni siquiera un hombre ha vuelto a pasar por su cama, comenta Pilar Eyre, quien recalca el profundo catolicismo que la hermana de la infanta Elena y Felipe VI siempre ha mantenido, para ella, sigue casada con Jaime de Marichalar a los ojos de dios, y por consecuente, se apega a eso aún a pesar del paso del tiempo.
Se sabe que el matrimonio que Jaime de Marichalar logró con la infanta Elena se debía a sus intenciones de convertirse en un royal, en la casa real estaban al tanto de que esa relación no acabaría en buen puerto, y lo que ocurrió en el transcurso de esta y más allá muchas veces, se dice es injusto para la infanta Elena quien, además de tener que tolerar a un Jaime de Marichalar post-ictus, tiene que lidiar además con una hija que insiste en seguir el camino del influencer, y un hijo que está constantemente metiéndose en polémicas.