El divorcio del momento es sin dudas el de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. La hermana de Felipe VI se ha visto desde meses atrás en medio de un proceso legal donde el objetivo es perder el menor dinero posible. Aún no han llegado a una conclusión y parece que aún falta para ello, pero lo único que queda seguro es que al ex duque de Palma le ha salido muy rentable el matrimonio. Este es un caso que se repite de cierto modo con otra relación de la casa real, la de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, calificado desde siempre como un matrimonio por interés y que solo duró el tiempo que duró a causa de la presión de Juan Carlos I para que su hija no se divorciara.
Al igual que ocurre con Iñaki Urdangarin, Jaime de Marichalar es alguien que llegó a estatus de la realeza gracias a su matrimonio con la infanta Elena. Siempre se mostró como alguien muy elegante y una actitud que no terminaba de convencer a la corona, pero igualmente se permitió la boda. Este fue el punto de salida para que Jaime de Marichalar concretara los más grandes tratos y negocios de su vida.
Una cifra millonaria para Jaime de Marichalar
En su momento, la revista Tiempo se dedicó a investigar sobre las finanzas del esposo de la infanta Elena, y entre todos sus nuevos y jugosos tratos que logró establecer después de su matrimonio, hay nombres muy interesantes, entre ellos el banco suizo Credit Suisse, Cementos Portland Valderribas y Loewe, sumados a otras firmas con las cuales según la investigación del medio antes citado, estimaban ingresos de más de un millón de euros por año para Jaime de Marichalar.
El cambio en la vida del padre de Victoria Federica y Froilán fue notorio y muy beneficioso para él sin ningún tipo de dudas, después de su matrimonio pasó a vivir de su piso de 40 metros cuadrados en París, a un “triplex” de metros cuadrados en el barrio de Salamanca, el cual además incluye hasta piscina privada.
Las relaciones con la realeza fueron imprescindibles
No se puede negar que Jaime de Marichalar sólo fue capaz de dar este salto profesional gracias a la infanta Elena en primera instancia. No solo su matrimonio, sino que Juan Carlos I fue quien le brindó una mano con los contactos que necesitaba para poder desenvolverse exitosamente en sus intereses. Igualmente, cuando llegó el divorcio se trató de un duro golpe para Jaime de Marichalar pues separarse de la infanta Elena incluía perder todos sus beneficios reales y todas esas facilidades que le concedió el emérito. No significa que el ahora ex esposo de Elena de Borbón haya vuelto a su modesta vida, pero sí involucró un cambio muy significativo y que le cerró ciertas puertas, desde entonces solo sabemos de él cuando surge algún tema relacionado a sus hijos.