En el entramado de la monarquía española, la vida de la infanta Elena ha estado marcada por un destino alterado. Si las circunstancias hubieran sido diferentes, ella habría sido la heredera al trono. Sin embargo, el azar quiso que Felipe VI ocupara ese lugar. Hoy en día, la infanta Elena se encuentra fuera de la institución real, ajena a los sueldos provenientes de los Presupuestos Generales del Estado que perciben los miembros principales de la Casa Real.
A diferencia de su madre, la reina emérita Sofía, y sus hermanas, Elena no recibe ingresos de esta naturaleza. Su sustento económico proviene principalmente de su participación en la Fundación Mapfre, donde desempeña el cargo de "directora de proyectos". Aunque percibe una suma considerable por su trabajo, sus ingresos palidecen en comparación con los de otros miembros de la realeza. La infanta Elena recibe un sueldo de 300.000 euros anuales, una cifra significativa pero inferior a la de su hermana Cristina.
La infanta Elena ya espera la herencia de su padre
No obstante, la infanta Elena no depende únicamente de su trabajo en la fundación. Gracias a la herencia paterna, recibirá una parte del vasto patrimonio de Juan Carlos I, estimado en mil millones de euros para cada una de las hijas. Aunque este monto asegura su estabilidad financiera, la infanta ha optado por mantener una vida discreta y modesta, al menos en comparación con otros miembros de la realeza.
En su labor en la Fundación Mapfre, la infanta Elena ha demostrado compromiso y dedicación. Aunque no ocupa posiciones de alto rango en la organización, su presencia es constante, incluso durante la pandemia, gracias al teletrabajo. Esta flexibilidad le permite combinar sus responsabilidades laborales con su pasión por los viajes, una afición que ha cultivado en los últimos años.
A pesar de su posición económica privilegiada, la infanta Elena ha mantenido un perfil discreto en cuanto a sus gastos personales y los de su familia. A lo largo de los años, ha demostrado preocupación por cuestiones sociales, involucrándose en proyectos destinados a la integración y el apoyo a colectivos desfavorecidos. Aunque su papel en la sociedad dista mucho del que hubiera tenido como heredera al trono, la infanta Elena ha sabido encontrar su propio camino y contribuir en áreas que considera importantes.