Una de las cosas por las que en la casa real recordarán este 2023 es la publicación del libro "King Corp." escrito por José María Olmo y David Fernández. Un trabajo que cuenta muchos de los secretos que guardan en la casa real. Y aunque lo que más llamó la atención fue la supuesta hija secreta del rey en los años 70, tampoco hay que obviar los chanchullos turbios que el rey emérito Juan Carlos tenía guardados bajo la alfombra.
En el libro, los autores se adentran en el patrimonio material de Juan Carlos. Y no solo en el dinero: también en todos esos objetos que deberían ser patrimonio del estado, pero que el emérito vendía y escondía a su antojo para inflar su cuenta corriente.
Juan Carlos I se guarda los obsequios más valiosos para su uso y disfrute
Olmo y Fernández revelan que los regalos que Juan Carlos recibía deberían haber sido declarados y formar parte del Patrimonio Nacional. Pero el emérito ha declarado solo una pequeña parte de esos obsequios. Entre los objetos declarados y entregados al Patrimonio Nacional figuran los siguientes. Parece un chiste, pero no lo es.
Un libro sobre el centenario de la Universidad Pontificia Comillas.
Una camiseta de la final de la Europa League (2016) entre el Liverpool y el Sevilla.
Un plato de porcelana.
Un llavero.
Unos gemelos.
Un poemario.
Una caja de nácar.
Un libro sobre el Defensor del Pueblo.
Una escultura del Camino de Santiago.
Una daga.
Una maqueta de barco.
El resto de regalos, que no fueron pocos, fueron vendidos o escondidos. Así las cosas, Juan Carlos olvidó declarar regalos como un Hummer H2 amarillo y un Maserati Quattroporte II, que decidió vender por ahí a sus allegados. De hecho, el libro describe este patrimonio como la "casa de empeños borbónica".
Dinero en efectivo para las infantas Elena y Cristina
Juan Carlos convertía cualquier objeto bajo su control en dinero rápido. Así podía pagarse sus lujosos caprichitos, como viajes, restaurantes y vuelos privados, todo fuera del presupuesto oficial de la Zarzuela. Y es quie este dinero, según el libro, no revertía en el Patrimonio Nacional ni en la Zarzuela, sino que era una manera más rápida de conseguir efectivo que repatriar dinero de Suiza.
Un dinero que, si todo va sobre lo previsto, recibirán las infantas Elena y Cristina en su herencia. El ‘¡negocio secreto’ del rey emérito otorgará a sus hijas un dinero en efectivo al instante que, si se lo montan bien, ni siquiera tendrán que declarar a Hacienda. Cristina podrá recibirlo sin problemas al tener su residencia en Suiza. Elena, en cambio, tendrá que recurrir a actores como su hijo Froilán, que viviendo en Abu Dabi puede ejercer como testaferro.