La infanta Cristina está pasando por uno de sus peores momentos desde que estalló el caso Nóos. Una etapa que empezó con la publicación de unas fotos en las que aparecía Iñaki Urdangarin paseando con otra mujer y posterior anuncio de la separación.
El divorcio, sin embargo, no llega. Dicen algunas fuentes que no han firmado nada porque la infanta no está por la labor de financiarle la vida al exjugador, y mucho menos a su conquista, Ainhoa Armentia. Se suponía que iban a firmar la semana del 5 de junio de 2023, con la mayoría de edad de la hija Irene, pero a día de hoy, más de siete meses después, todo sigue en stand by. La infanta se está tomando su tiempo, es su única arma para tener a Iñaki bajo control.
Varias fuentes han hablado de lo que pide Iñaki en el divorcio. Entre otras cosas, un pago de 2 millones de euros y una pensión vitalicia de 25.000 euros al mes. El motivo de sus peticiones radica en que culpa a Juan Carlos de todos sus males. Según Iñaki, el ex monarca sabía todo del lío del caso Nóos y podría haberlo parado, pero no lo hizo. Prefirió usar a Iñaki para demostrar que la justicia es igual para todos. El ex jugador de balonmano acabó pagando los platos rotos. Y ahora amenaza con hablar si no le dan lo que pide.
Iñaki Urdangarin no fue el único que lo pasó mal en el caso Nóos
Pero Iñaki no fue el único que lo pasó mal con el caso Nóos. El hijo de Iñaki y Cristina, Juan Urdangarin, también lo pasó muy mal. El joven, que en ese entonces era casi un adolescente, vivió todo en primera persona y fue consciente de lo que ocurría. Y también de los insultos que le dedicaban por la calle o en el colegio. Le hicieron bullying. Tanto fue así que tuvo que ir a terapia. Y hoy en día aún necesita atención médica. Para evitar más dramas, la familia se largó a Washington, bien lejos de toda la pesadilla. Allí, Juan y los demás empezaron de cero, solos, lejos de amigos y familiares.
