La infanta Cristina de Borbón y su aún esposo Iñaki Urdangarin se encuentran atrapados en una batalla de divorcio que parece no tener fin. Hace más de un año anunciaron su separación, pero las aguas siguen agitadas, y lo que parecía ser un desenlace tranquilo se ha convertido en un enfrentamiento público lleno de acusaciones y demandas impactantes. El responsable de este drama real es el acuerdo de divorcio que nunca llega. Se esperaba que la firma tuviera lugar en la semana del 5 de junio, coincidiendo con el cumpleaños número 18 de su hija menor, Irene. Sin embargo, los problemas económicos se han convertido en un gran obstáculo. Según fuentes cercanas a la Casa Real, Cristina niega rotundamente a financiar la vida de Iñaki Urdangarin, y mucho menos la de Ainhoa Armentia, la nueva pareja del ex duque de Palma, a quien acusa de humillarla públicamente.
Acusaciones cruzadas y un pasado turbulento
Pero la trama no se detiene ahí. Iñaki Urdangarin ha alzado la voz acusando a la Casa Real, en particular al rey emérito Juan Carlos, de ser el culpable de sus desgracias. Según Urdangarin, el padre de Felipe VI podría haber utilizado su influencia para evitar su condena en prisión tras el estallido del caso Nóos, pero en cambio, pagó el precio de su libertad para demostrar que la justicia es igual para todos. Estas acusaciones, como puñales envenenados, amenazan con exponer grietas más profundas dentro de la institución real, erosionando aún más su imagen pública y su credibilidad. Ahora, el exjugador de balonmano, no solo busca el divorcio, sino también lo que podría llamarse una venganza económica. Y es que, además de pedir una generosa pensión mensual de 25,000 euros de por vida, también exige una indemnización de dos millones de euros por un libro que renunció a escribir, múltiples propiedades en la costa francesa y la financiación total de los viajes relacionados con sus hijos.
Hijos atrapados en el medio: el dilema de una familia dividida
Mientras tanto, los cuatro hijos de la pareja están atrapados en el fuego cruzado de esta disputa. La relación de los jóvenes Urdangarin con su madre se ha vuelto tensa en los últimos meses, y la batalla legal ha afectado también a los lazos familiares. Juan, el hijo mayor, y Miguel, el tercer hijo de la pareja, están del lado de su padre y abogan por que su madre cumpla con las demandas económicas de Iñaki. Por otro lado, Pablo, el hijo más imparcial y reflexivo, insta a la infanta Cristina a encontrar un acuerdo que cierre este capítulo doloroso y ponga fin a la guerra. En el caso de Irene, la benjamina de la familia se ha posicionado del lado de su madre, dado que la relación con su padre está prácticamente rota desde que salió a la luz su relación con Armentia.
La infanta Cristina se encuentra en una encrucijada dolorosa. Las presiones de todos los lados la han llevado a tomar un receso en agosto, en busca de un respiro de la situación que amenaza con desmoronar su vida. Su relación con sus hijos ha sufrido fracturas en los últimos meses, mientras que la presión por llegar a un acuerdo justo y poner fin al drama público la está abrumando.