La vida de la Infanta Cristina y su exesposo, Iñaki Urdangarin, ha tomado un giro dramático. Después de más de dos décadas juntos, han decidido seguir caminos separados, dejando atrás su matrimonio pero manteniendo su compromiso como padres de cuatro hijos. Aunque la decisión de divorciarse fue más fácil para Iñaki, Cristina aún luchaba con sus sentimientos, aferrándose a un amor que ya no existía.
Volviendo al divorcio de Iñaki y Cristina, la relación empezó a tambalearse cuando estalló el caso Nóos. Corría el año 2013. Iñaki acabó entrando en prisión y Cristina era una de las pocas personas que iba a verle. La infanta se mantuvo a su lado durante todo el proceso. Sin embargo, aquel momento tan duro y difícil empezó a fraguar el deterioro de la relación. Y la cosa no remontó cuando Iñaki salió de prisión. El desenlace era inevitable: se perdió la pasión y Urdangarin se acabó enamorando de otra mujer.
El caso Nóos afectó gravemente a los hijos de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin
Los efectos del escándalo no solo afectaron a la relación de la pareja, sino que también tuvieron un impacto profundo en sus hijos. A medida que los hijos de la pareja crecían, cada uno encontraba su propio camino. Irene se había distanciado de su padre desde hace años, mientras que Miguel vivía solo en Londres, alejado de la familia. Pero el mayor desafío lo enfrentaba Juan, el mayor de los hermanos, quien fue testigo de los insultos y el acoso que su familia enfrentaba públicamente.Y no solo eso. Sufrió ying en la escuela lo llevó a necesitar ayuda terapéutica, así como ibía insultos y vejaciones por la calle. Ese fue uno de los principales motivos de la mudanza de la familia a Estados Unidos.
La familia buscó un nuevo comienzo en Washington, lejos del escrutinio público y el acoso constante en España. Sin embargo, incluso en su nuevo entorno, la sombra del escándalo seguía persiguiendo a los hijos de Cristina y Iñaki. La distancia geográfica no pudo protegerlos completamente del dolor y la confusión que acompañaban a la crisis familiar. Sufrir estas experiencias dejó cicatrices emocionales en Juan que aún lo afectan en la actualidad.