Desde el año 2006, la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin se encontraron en medio del escándalo que surgió a raíz del estallido del caso Nóos. Después de doce años de investigaciones, el ex duque de Palma, que en su momento fue el yerno favorito de Juan Carlos I, finalmente fue sentenciado a una pena de 5 años y 10 meses de prisión, ingresando el 18 de junio de 2018 en la prisión de Brieva. Casi cuatro años después, a principios de marzo de 2022, Urdangarin obtuvo la libertad condicional después de completar con éxito un programa de rehabilitación destinado a personas implicadas en casos de corrupción. Poco tiempo después, salieron a la luz fotografías de Urdangarin junto a su amante, Ainhoa Armentia, lo que desencadenó su divorcio de la infanta Cristina.
El sufrimiento de Juan Urdangarin por el bullying
Sin embargo, no fue únicamente la infanta Cristina quien se vio afectada por las acciones de Iñaki. Si retrocedemos al momento en que estalló el escándalo del caso Nóos, su hijo Juan Urdangarin era prácticamente un adolescente y fue quien mejor comprendió la gravedad de la situación. Presenció cómo numerosas personas los insultaban en público mientras caminaban por las calles de Barcelona, incluso en la escuela tenía que soportar comentarios hirientes. Como resultado, tuvo que recibir terapia y continúa necesitando atención médica hasta el día de hoy. Además, sufrió acoso escolar durante su educación. Esto fue uno de los motivos que llevó a la familia a tomar la decisión de mudarse a Washington, donde Juan y sus hermanos tuvieron que iniciar una nueva vida, lejos de amigos y familiares, en un intento por dejar atrás el pasado.
Después de graduarse en Relaciones Internacionales en la Universidad de Sussex y realizar cooperación en Camboya e India, Juan Urdangarin decidió forjar su propio camino. A pesar de la oferta de su abuelo, el rey Juan Carlos, para ayudarlo a obtener un trabajo en la Expo de Emiratos Árabes de 2021-2022, Juan optó por hacerlo por sus propios medios. Presentó una solicitud y se sometió a las pruebas de selección, pero no logró obtener el puesto deseado. Tiempo después, el sobrino de Felipe VI se unió a la empresa de Alejandro Agag, y estableció su residencia en Londres.
El acoso persistente y el consuelo en la familia
Sin embargo, a pesar de haber intentado dejar atrás su tormentoso pasado, la sombra de aquellos días todavía se cierne sobre Juan. Lidiar con el acoso escolar es una experiencia que perdura en la memoria, y para él, las heridas emocionales aún no han sanado por completo. Cuando enfrenta insultos o burlas, las lágrimas siguen brotando, y busca consuelo entre los seres queridos, en especial en su madre, la infanta Cristina, quien no puede evitar compartir el dolor de su hijo, lo que conlleva lágrimas compartidas y un vínculo indisoluble entre madre e hijo.
La situación de Juan fue uno de los factores clave que lo impulsó a tomar la decisión de vivir fuera de España. Su círculo cercano, incluyendo a su abuelo, le aconsejó que buscara su propio camino en otro país, donde las dificultades serían menos agobiantes.