La semana pasada se confirmó la firma definitiva del divorcio entre la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. La pareja puso fin así a una relación que en los últimos tiempos ha atravesado grandes problemas a raíz de la infidelidad de Iñaki con Ainhoa Armentia, pero que empezaron hace ya unos cuantos años. Concretamente, cuando estalló el caso Nóos.
Hasta entonces, la pareja formada por la infanta y el ex jugador de balonmano era una de las más queridas por la opinión pública. Su matrimonio se escapaba a los cánones de personas estiradas que representaban, por ejemplo, la infanta Elena y Jaime de Marichalar. Era la pareja campechana que conectaba con el pueblo.
El caso Nóos fue el inicio del fin de la relación entre la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin
Pero todo empezó a torcerse cuando Iñaki fue pillado malversando dinero en la Fundación Nóos. Un caso que le ponía a la altura de su suegro, provocando la repulsión en el pueblo español. Una mala imagen a la que no escapó la infanta. Ya no solo por su posible implicación en todo aquello, pues aunque asegurara en el juicio que no tenía constancia de nada, todavía hoy se sospecha que estaba al corriente de todo, sino por mantenerse al lado de Urdangarin mientras cumplía condena en prisión.
Un episodio que no solo generó problemas a la pareja. Sus hijos también fueron víctimas de ello. Sobre todo el hermano mayor, Juan, que para entonces ya era un adolescente y fue muy consciente de todo. Y por si su sufrimiento por sus padres no estaba siendo suficiente, sus compañeros de instituto lo aumentaron con episodios de bullying. Incluso necesitó ayuda médica profesional. De hecho, ese fue uno de los motivos por los que los Urdangarin-Borbón se mudaron a Estados Unidos.
Juan Urdangarin fue quien peor lo pasó con el caso Nóos
Un acoso que no solo vivió en el colegio. Nacho Gay, director de Vanitatis, revela un capítulo muy desagradable para el joven en el Club de Tenis Barcelona. Se puede leer en el libro ‘Relato de un naufragio’.
“Los insultos en el patio de la escuela se sucedían, también en los cumpleaños. Pero hubo una tarde en el club de tenis de Barcelona en la que la cosa se les fue a los chavales de las manos (…) Le gritaban. Le insultaban. Él echó a correr despavorido; un vaquero a galope huyendo de los indios. Entonces, los niños empezaron a tirarle pelotas y algunas de ellas le golpearon en la cabeza.”, explica el periodista.
Un infierno para Juan que también lo fue para la infanta Cristina, que como a cualquier madre sufrió mucho por su hijo.