La infanta Cristina le da un stop muy claro a la joven Irene Urdangarin, la cual ya es mayor de edad y, por potestad, puede hacer lo que ella quiera. Hay límites, claro, ya que vive bajo el techo de su madre, y justamente es por esto que se ha alejado más de su padre, pues ha visto cómo su madre ha sufrido por todo lo sucedido.
Es esto lo que Irene Urdangarin no perdona de su padre, pero, dejando de lado esas cosas, la hija de la infanta Cristina está pronta a iniciar sus estudios universitarios, cosa que hará en la escuela EHL, cursando justamente la carrera de administración y dirección de empresas hoteleras. No será nada barato esta educación, pero la infanta Cristina tiene el total apoyo de su padre para esto, por lo que Irene Urdangarin podrá llevar a cabo sus estudios sin problema alguno, pero hay un detalle importante, y es que la infanta Cristina no quiere tener a su hija demasiado lejos.
La infanta Cristina no va a dejar vivir a su hija en el campus de la escuela
La escuela EHL queda lejos de Ginebra, que es dónde vive la infanta Cristina junto a su hija desde hace mucho tiempo. La hija de Juan Carlos I está contenta con esto, pues comparte tiempo con su hija, pero ahora que su hija tendrá que dedicar su vida a los estudios, tendrá poco tiempo para compartir con ella. Ante todo esto, de primera mano la infanta Cristina le ha dejado algo claro a su hija: no quiere que viva en el campus de la escuela EHL.
La infanta no quiere dejar a riendas suelta a su hija, mucho menos cuando acaba de cumplir 18 años y cuando se tendrá que ver involucrada con otros jóvenes de su misma edad (son muy conocidas las fiestas a esta edad y mucho más en la universidad). Pese a que la escuela tiene un campus destinado para los alumnos y con habitaciones para ello, la infanta Cristina le ha prohibido esto a su hija.
De Ginebra a la escuela de Lausanne son 50 minutos, tiempo que tendrá que recorrer Irene Urdangarin de ida y de venida. Más fácil sería para ella vivir en el campus de la escuela, pero la infanta le ha dicho que no, no le quiere dar esa libertad y que su hija pueda ser como sus primos los Marichalar. Sin embargo, eso sí, le ha dado la condición de que es posible de que dé su brazo a torcer, pero la infanta quiere ver primero cómo le va a su hija en sus primeros días de instituto teniendo que viajar por casi 2 horas al día.
Es notable que lo que la hermana de Felipe VI quiere es no quedarse sola en Ginebra, ya que su única compañía en casa es su hija, de hecho, es esta misma la que la ha acompañado en sus momentos más difíciles y quién ha estado con ella desde la separación con Iñaki Urdangarin, pero al mismo tiempo sabe que tiene que darle su espacio, pues ya es una adulta.