Como no podía ser de otra forma, la infantaCristina es uno de los personajes que más agrada de que hablar en el entorno de la casa real en los últimos tiempos. Y es que, como es de sobra conocido, la hermana del rey Felipe VI está apunto de firmar los papeles de divorcio con Iñaki Urdangarín tras conocerse que, entre otras cosas, el ex deportista hace ya tiempo que mantiene una relación con Ainhoa Armentia.
Y si bien es cierto que evidentemente ninguno de los dos ha dado los motivos que han llevado a que su relación acabara, es más que cierto que el hecho de que Iñaki había encontrado el amor en otra mujer ha provocado este punto y final en la relación entre la infanta y Urdangarín.
Lo curioso en este sentido es que, si bien es cierto que cuentan desde el entorno de la infanta que a Cristina no le sentó evidentemente nada bien enterarse que su marido había tenido o estaba teniendo una relación paralela, las infidelidades han sido algo que han formado parte de la vida tanto de Cristina como de sus hermanos, Elena y el actual rey Felipe VI.
La reacción de la infanta Cristina tras la charla con su padre Juan Carlos I
Es más, fue hace ya muchos años, en 1990, cuando la situación era insostenible y la ReinaSofía había llegado a un punto en el que estaba más que harta, aquel entonces rey Juan Carlos I le dejó muy claro a la entonces ReinaSofía que él se consideraba un hombre separado y que, por lo tanto, por mucho que a nivel oficial siguieran casados por el bien de la institución, su vida matrimonial había llegado a su fin y que, por lo tanto, él tenía plena libertad (como lo había tenido siempre, de hecho) para hacer y deshacer a su voluntad.
Así lo apuntó PilarEyre, una de las periodistas mejor informadas acerca de todo lo que ocurre en la Casa Real: “el rey le había dejado (a Sofía) la situación muy clara en 1990, cuando le dijo que se consideraba un hombre separado y que no se metiera en sus asuntos”.
Curioso del caso es que, tal y como apunta la periodista, el rey decidió también hablar entonces con sus hijos, a los que explico la situación. Una charla que no sentó precisamente bien ni Elena ni a Felipe, que se enfadaron profundamente con su padre mientras que, como apunta Eyre, la infantaCristina, también muy molesta y enfadada, “cogió una borrachera en el Club de Mar” y así para olvidar las penas a través del alcohol.