Iñaki Urdangarin sigue pendiente de que su todavía esposa, la infanta Cristina, estampe su firma en los papeles del divorcio. El ex jugador de balonmano habría conseguido asegurarse una fortuna para tener la vida solucionada. Concretamente, un pago que se acerca a los dos millones de euros y un sueldo vitalicio de 25.000 euros. Todo ello a cambio de no abrir la boca y soltar los secretos que conoce de la familia real.
Una serie de secretos que figuran en unas memorias que Urdangarin escribió mientras estuvo en prisión, y por cuya publicación recibió una oferta muy interesante. Es por eso que, a cambio de su silencio, Juan Carlos I le habría dicho a su hija Cristina que acepte las condiciones. Él se hará cargo de los dos millones de euros. Y no es para menos, pues el emérito es protagonista en muchos de estos secretos.
Las reclusas de la cárcel de Brieva se insinuaban a Iñaki Urdangarin
Pero escribir esas memorias no ocuparon todo el tiempo de Urdangarin. Y es que según Pilar Eyre, el cuñado del rey Felipe VI recibía peticiones de cama por parte de las reclusas de la cárcel de Brieva, la prisión de mujeres a la que fue enviado cuando fue condenado cinco años y diez meses por el Caso Nóos en 2018.
Según Eyre, “los vis a vis que el cuñado de Felipe VI mantenía con su esposa no pasaban desapercibidos”. Y que a la mínima que podían, las reclusas le dedicaban frases como "Cristina, f... bien, que si no lo haremos nosotras, ¡qué estamos muy cachondas y él está muy bueno!" o "¡Déjalo a gusto, exprímele, que si no aquí estamos nosotras para f..., que pasamos mucha hambre!".
Pero la cosa no se quedaba ahí. Señala la periodista especializada que las “presas de Brieva han ido poniendo al ex duque una serie de motes muy explícitos. Iñaki Urdangarin era conocido en la cárcel como el ‘pibón de Brieva’, el ‘chorbo de Cristina’, ‘tiarrón del norte’ o ‘chuletón vasco’.