La noticia del divorcio entre Iñaki Urdangarin y Cristina marca el fin de una relación que ha enfrentado numerosos desafíos legales y personales durante más de un año. Uno de los aspectos más complicados ha sido el impacto en sus hijos, especialmente en Miguel, Irene y Juan, quienes han experimentado diferentes reacciones ante la separación de sus padres. Aunque ha sido Juan, el hijo mayor de Iñaki y Cristina, quien ha sido testigo de los momentos más difíciles de esta saga familiar. Desde el juicio y el posterior encarcelamiento de su padre hasta los constantes cambios de residencia, su adolescencia se vio marcada por la turbulencia y la exposición mediática.
El ambiente hostil y los constantes insultos en la escuela fueron una realidad cotidiana para Juan durante aquellos años tumultuosos. Los niños, influenciados por la cobertura mediática, no dudaban en dirigir palabras hirientes hacia él, reflejando el juicio público que enfrentaban sus padres, Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina.
Juan Urdangarin tuvo que aguantar improperios y agresiones por culpa de su padre
Los ataques no se limitaron al ámbito verbal, Juan también fue víctima de agresiones físicas, como lo demuestra el incidente en el Club de Tenis Barcelona, donde fue perseguido y agredido por compañeros que lo culpaban por las acciones de su padre. El calificativo de "chorizo" se convirtió en una etiqueta que lo persiguió, llevándolo a abandonar su entorno social y alejarse de sus amigos.
Aunque ha logrado reconciliarse con su padre y construir una relación más saludable, el impacto psicológico de ver a su padre en prisión y enfrentar el desprecio público es una carga que sigue llevando consigo.
Juan Urdangarin fue quien peor lo pasó con el caso Nóos
La narrativa de su experiencia fue compartida por el periodista Nacho Gay en su libro ‘Urdangarin. Relato de un naufragio’. Un trabajo que arroja luz sobre los desafíos emocionales y psicológicos que Juan y sus hermanos han enfrentado a lo largo de estos difíciles años. “Esta presión que sufrieron en Barcelona cuando volvieron de Washington. Juan fue el que más sufrió, incluso algún ataque físico en el Club de Tenis Barcelona con niños que le perseguían, le llamaban chorizo por lo que hacía su padre, que le tiraban pelotas de tenis a la cabeza. Ellos tenían ciertos rencores o ciertas cosas que limar con su padre, pero poco a poco lo han ido haciendo. Y ahora Iñaki tiene una relación mucho más sana con sus hijos. Pero eso no evita que en la mente de esos niños ese referente haya pasado por la cárcel y haya puesto los cuernos a su madre. Esto no lo puedes borrar de tu mente por mucho que sea tu padre”, escribió Gay. Y aunque han logrado limar asperezas y construir una relación más sólida con Iñaki Urdangarin, la sombra del pasado y las cicatrices emocionales siguen presentes en sus vidas.