Los últimos años han sido una travesía tumultuosa para Juan Carlos I, caracterizada por la enfermedad y el exilio. A sus 86 años, el ex monarca enfrenta en silencio los estragos de la demencia senil, una situación que ha generado preocupación en La Zarzuela y ha dejado a la familia ante desafíos tanto emocionales como logísticos. Además, se ha abierto un debate sobre la herencia que eventualmente recibirán los hijos del anterior monarca, especialmente en lo que respecta a la porción que correspondería a Felipe VI.
Recordemos que, en un intento por desvincularse de los escándalos y despropósitos de su padre, en 2020 Felipe VI emitió un comunicado renunciando a activos e inversiones que pudieran no estar en línea con la legalidad y la integridad que rigen su actividad institucional y privada. Sin embargo, según el Código Civil, no puede renunciar oficialmente a la herencia de su padre hasta después de su fallecimiento, lo que plantea un dilema ético y financiero para el actual monarca y sus hermanas, Cristina y Elena.
La infanta Cristina, por su parte, ha establecido su residencia en Suiza desde hace tiempo, eludiendo así el pago de impuestos de sucesión en España. Sin embargo, sus hermanos Felipe y Elena no tienen esa misma suerte y deberán cumplir con sus obligaciones fiscales en la Comunidad de Madrid, donde residen habitualmente. El verdadero dilema radica en si Felipe finalmente decidirá renunciar a parte de la herencia. Pero aquí surge una complicación: ¿cómo determinar qué cantidad debería rechazar, basándose en la legalidad y los principios éticos que guían su actividad tanto pública como privada? Es una incógnita que aún está por resolverse.
Una herencia de billones: ¿Qué esconde la caja fuerte de Juan Carlos?
Además, la cantidad exacta de la herencia de Juan Carlos I sigue siendo un misterio, ya que no existe una ley que obligue a la monarquía a declarar sus bienes y patrimonios. Sin embargo, hay indicios que sugieren que la fortuna del ex monarca es considerable. En 2021, Hacienda valoró su patrimonio en 4,4 millones de euros, aunque muchos aseguran que su verdadera riqueza supera esa cifra, posiblemente incluyendo fondos no declarados que podrían ascender a más de 1.800 millones de euros. Sin embargo, este dinero estaría fuera del alcance de Felipe VI, al no estar adscrito al marco legal.
La herencia de Juan Carlos I: una posible fuente de riqueza
No obstante, hay una herencia a la que Felipe VI sí podría acceder: la dejada por Don Juan, padre del emérito, valuada en 1.100 millones de pesetas (casi 7 millones de euros) en el momento de su fallecimiento.
De esta cifra, 728 millones estaban depositados en tres cuentas suizas, una en Ginebra y dos en Lausanne, ciudades donde Juan de Borbón residió con su familia durante la II Guerra Mundial. Los restantes 350 millones provienen de diversos inmuebles propiedad del conde de Barcelona, entre los que se incluyen un chalé familiar en Puerta del Hierro, Madrid; oficinas en la Gran Vía, también en la capital, y una casa en Estoril, lugar de su exilio definitivo. La pregunta que surge es si Felipe VI renunciará también a esta herencia que lo convertiría en milmillonario. Además, queda por ver si sus hijas también tomarán la misma decisión ética.