A mediados del año pasado, surgieron especulaciones sobre una crisis matrimonial entre el príncipe Harry y Meghan Markle, lo que generó una serie de rumores sobre una posible separación. Algunos medios incluso sugirieron que la pareja no estaba viviendo junta y que el príncipe Harry había consultado a asesores legales para iniciar un proceso de divorcio. En medio de estos supuestos, también se mencionaron las condiciones que se decía que Meghan Markle había establecido para firmar los documentos de divorcio.
La demanda financiera: ¿80 millones de razones para divorciarse?
En medio del torbellino de rumores, varios medios del Reino Unido divulgaron una intrigante narrativa: la ex estrella de ‘Suits’ habría establecido una serie de condiciones específicas para un posible divorcio, lo que añadió más leña al fuego del escándalo. Entre estas condiciones, se destacaba una exigencia financiera notable: se rumoreaba que Meghan buscaba nada menos que la exorbitante suma de 80 millones de dólares, lo que representaría la mitad de su fortuna matrimonial compartida con el príncipe Harry.
La especulación se avivó aún más con la suposición de que esta solicitud financiera estaba diseñada para salvaguardar su bienestar económico futuro y el de sus dos hijos, Archie y Lilibet. Se planteaba la idea de que Meghan estaba tomando medidas para asegurar su independencia financiera y mantener su estilo de vida, así como los gastos asociados con la crianza de sus hijos.
En cuanto a los hijos de la pareja, se especulaba aún más sobre las medidas que Meghan Markle habría propuesto en términos de su custodia y crianza. Se rumoreaba que la ex actriz había solicitado la custodia exclusiva de Archie y Lilibet, así como el control total sobre su educación. Esta supuesta solicitud sugería un deseo de mantener a los niños alejados del ámbito de la realeza británica tanto como fuera posible.
La especulación se intensificó con la sugerencia de que la duquesa de Sussex temía que sus hijos fueran objeto de discriminación debido a sus orígenes mixtos. Meghan había expresado previamente sus propias experiencias de discriminación racial mientras vivía en el Palacio, y se especulaba que quería proteger a sus hijos de enfrentar un destino similar. Otro punto de controversia que surgió fue la supuesta exigencia de Markle de mantener su título de duquesa incluso después de la separación. Se sugiere que la nuera de Carlos III habría insistido en conservar su título nobiliario como parte de cualquier acuerdo de divorcio, lo que podría interpretarse como un intento de preservar su estatus y reconocimiento públicos.
La interferencia de Carlos III y el futuro de la Corona británica
Ante este panorama, algunos medios sugirieron que el rey Carlos III podría respaldar a Harry en su búsqueda por obtener la custodia de sus hijos, a pesar de sus diferencias pasadas. Esto se debe a la necesidad actual de figuras representativas en la Corona, especialmente después de los diagnósticos de cáncer de Carlos III y Kate Middleton. El rey desea que sus nietos sean criados en la realeza británica para asegurar su educación y preparación para el futuro.
Mientras tanto, Harry viajó en solitario a Londres para el décimo aniversario de los Juegos Invictus, lo que ha provocado especulaciones sobre su relación. La ausencia de Meghan Markle en el viaje puede interpretarse como una señal de que no quería enfrentarse a la Familia Real o como un indicio de problemas matrimoniales, según algunos medios británicos.