Los conflictos entre los duques de Sussex y la familia real no cesan, y esta vez, el príncipe Harry se encuentra en medio de una nueva polémica al buscar una reconciliación con su padre, el rey Carlos III. Sin embargo, este acuerdo parece tener una condición: el perdón hacia Meghan Markle. La intención del duque de Sussex de unir a su familia en Navidad se tambalea ante la exigencia de excluir a su esposa de las negociaciones.
El príncipe Harry busca una especie de tratado de paz con su padre para permitir que el rey pueda ver a sus nietos, Archie y Lilibet, durante las festividades navideñas. Sin embargo, este acercamiento está supeditado a un perdón hacia Meghan Markle, condición que el hijo del rey no está dispuesto a negociar. La posibilidad de una reconciliación familiar en estas fechas se ve empañada por la discrepancia entre el príncipe y su padre sobre la inclusión de la ex actriz de ‘Suits’ en los planes navideños en Sandringham House. No obstante, los conflictos entre los Windsor y la duquesa de Sussex han complicado las decisiones del monarca británico. En este sentido, prácticamente todos los miembros de la Casa Real culpan a Meghan Markle por la partida de Harry del Reino Unido, así como por las críticas posteriores hacia la familia a raíz de su polémico libro de memorias, ‘Spare’, y su serie documental en Netflix, ‘Harry & Meghan’.
Un historial de tensiones
Las tensiones entre Meghan Markle y Carlos III han sido una saga de desencuentros que se remontan al comienzo de su relación con el príncipe Harry. Desde sus primeros días de noviazgo, Meghan no recibió el beneplácito de la Familia Real británica debido a que no cumplía con los estándares de la realeza. Su divorcio, su procedencia de una esfera social distinta y su falta de raíces aristocráticas generaron desconfianza desde el principio. Tras su matrimonio en 2018, los rumores sobre su inflexibilidad y su aparente resistencia a adaptarse a los códigos reales ampliaron la brecha entre la duquesa y la Corona.
El verdadero huracán llegó en 2020, cuando los duques de Sussex decidieron renunciar a sus deberes reales y cruzar el charco hacia Estados Unidos. Pero eso no fue el punto culminante: en una conversación con Oprah Winfrey en 2021, Meghan acusó a ciertos miembros de la Familia Real de comportamiento racista, revelando que se sintió vulnerable e insegura mientras se encontraba embarazada de su primogénito, el príncipe Archie. Estas aseveraciones explosivas detonaron un escándalo de proporciones épicas en el Reino Unido, dejando a los Windsor en medio de una crisis de imagen que, hasta el día de hoy, persiste como una sombra sobre la reputación de la monarquía británica.
Una acusación explosiva
De hecho, se ha filtrado información en la versión neerlandesa del libro ‘Endgame’, escrito por el experto en realeza Omid Scobie, sugiriendo que Carlos III y la princesa de Gales, Kate Middleton, fueron señalados como las dos personas que hicieron comentarios de carácter racial sobre Archie. A pesar de que el príncipe Guillermo negó la acusación y afirmó que la Familia Real británica no era una institución racista, los Sussex continúan mencionando este tema en los medios, lo que complica mucho la posibilidad de una reconciliación.