En sus más de 70 años de mandato, Su Majestad Isabel II vio una vida de sucesos y acontecimientos históricos mientras se mantenía a la cabeza del Palacio de Buckingham, hizo apariciones públicas durante la segunda guerra mundial, vio iniciar y terminar numerosas guerras, y se convirtió en, más allá de una monarca, un ícono de la cultura pop, ¿cómo olvidar cuando, para inaugurar los juegos Olímpicos de 2012 Su Majestad y Daniel Craig se “arrojaron” en paracaídas?
Las comillas están por algo, y es que en realidad esto no sucedió así, sino que se trataba de un montaje en el cual se veía como el actor que interpreta a James Bond en las últimas películas del agente secreto más conocido internacionalmente, llegaba al Palacio de Buckingham a recoger a Isabel II, momentos después “ambos” aparecerían en un helicóptero sobre la inauguración y se lanzarían en paracaídas hasta el estadio, donde la reina Isabel aparecería en tierra firme y sin un rasguño, luego tuvieron que aclarar que las dos personas que hicieron la maniobra aérea eran dobles.

Una vida tan longeva da para muchas historias, pero como toda vida, llega a su inevitable final, el 8 de septiembre del año pasado el mundo recibió como un balde de agua fría esta impactante noticia, el deceso de Isabel II, un punto y aparte en la historia de Reino Unido, y con todo el respeto que se merece Su Majestad, se tardó poco en empezar a hablar sobre su testamento y todo lo que eso abarca, el cual precisamente había modificado no mucho antes de su muerte.
Semanas antes del deceso, Isabel II desvaneció de su testamento a algunos de sus allegados, mientras que redistribuyó algunas de sus valiosísimas pertenencias entre otros, la pieza que destaca en este caso, es su costoso y exclusivo joyero, el cual no se sabe con certeza su valor real, pero se especula que su valor ronda de más de 100 hasta 400 millones de dólares según diferentes fuentes.
300 piezas de un valor incalculable
Dicho joyero pasaría, en parte, a manos de Kate Middleton, la esposa del príncipe Guillermo, y otra parte iría a Charlotte, hija de la duquesa de Cambridge, ambas en el ojo mediático pues Guillermo es el primero en la línea de sucesión al trono británico, posición que actualmente ocupa su padre Carlos III.

Por otra parte, quienes no recibirán ni las gracias son Meghan Markle y su hija Lilibeth Diana, quienes fueron excluidas del testamento en esos arreglos de último momento, y por ende no recibieron ni una de las 300 piezas que conforman la joyería de la difunta Isabel II.
Se comenta que este cambio se realizó por la ya conocida mala relación entre Isabel II y Meghan Markle, donde esta última no era muy diligente a mantener las tradiciones y tanto ella como su esposo se desligaron de la Casa Real para irse a vivir a Estados Unidos.