Casa Real

Froilán se salta la ‘ley seca’ con fiestas privadas que monta con los hijos de millonarios de Abu Dabi

El hijo de la infanta Elena y Jaime de Marichalar encuentra la forma de mantener sus costumbres en Abu Dabi

Foto: GTRES
Barcelona. Lunes, 15 de enero de 2024. 14:30
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Froilán y Victoria Federica GTRES

Froilán, el hijo rebelde de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, ha vuelto a hacer de las suyas, saltándose la 'ley seca' de Abu Dabi con fiestas privadas que podrían rivalizar con las de la mismísima movida madrileña.

Froilán, conocido por ser el quebradero de cabeza número uno para la Casa Real, fue enviado a Abu Dabi tras una serie de escándalos y travesuras que pusieron los nervios de punta a Felipe y Letizia. Su abuelo Juan Carlos I, en un intento de enderezar su rumbo, le consiguió un trabajo como becario en una petrolera. Todo parecía indicar que Froilán se estaba calmando, pero nada más lejos de la realidad.

Froilán no pierde su pasión por la fiesta desenfrenada

Como es tradición cuando Froilán pisa suelo español, se desata en una vorágine de celebraciones, rodeado de amigos y entregándose a la alegría desenfrenada. La movida madrileña le sienta como un guante, y los días sin dormir son parte de su estilo de vida. Así era antes de irse a Abu Dabi y así ha sido mientras estuvo en España durante las fiestas navideñas. Sin embargo, esta vez, el rey de la fiesta ha llevado su espíritu festivo hasta Abu Dabi.

Froilán
Froilán

En suelo emiratí, Froilán ha echado de menos las juergas con sus más cercanos, aunque no tanto el componente alcohólico. Resulta que el cuarto en la línea de sucesión de la corona ha encontrado ingeniosas formas de burlar la 'ley seca' durante su estancia en los Emiratos Árabes.

Aunque el consumo de alcohol está vetado en Abu Dabi, Froilán ha encontrado la manera de mantener viva la llama de sus juergas. El nieto del rey emérito se ha sumergido en fiestas clandestinas celebradas en las lujosas casas privadas de los hijos de millonarios de la zona, donde el alcohol fluye sin restricciones. A veces, sus noches terminan más 'perjudicadas' de lo que sería recomendable, y su abuelo no siempre está contento con esto. Pero a Froilán no parece importarle demasiado. Después de todo, él sabe que está a miles de kilómetros de Madrid y puede hacer lo que le plazca. Y si no, el abuelo le protege.