El castigo de Felipe VI a Juan Carlos I sigue siendo un episodio latente en la crónica social. La huida a otro país fue el resultado de sus movidas polémicas con dinero de dudosa procedencia, caza ilegal y múltiples amantes. Y es que, por poco, hunde la Corona hasta el fondo. Pese a que el emérito no perdona a su hijo por hacerlo pasar semejante vergüenza pública, todavía tiene intenciones de aparecer por España y ser recibido como el Rey Padre. Creyó ver una ventana de posibilidades cuando fue invitado al cumpleaños de Leonor, sin embargo, el rey le dejó claro cuál es su posición.
Ya no pesa ningún cargo sobre Juan Carlos I, se ha librado del conflicto en el que estuvo envuelto. En Abu Dabi está rodeado de lujos, amistades y una ciudadanía que no lo acusa por sus tropiezos. No obstante, la edad y el delicado estado de salud le hacen pensar en sus últimos días. Unos días que quiere aprovechar al máximo con hijos y nietos, posiblemente en la tierra que gobernó por más de 30 años. Mientras no tiene problemas con las infantas Elena y Cristina, ni con los hijos de estas, con Felipe VI es muy distinto. En el cumpleaños de Leonor, no obtuvo más privilegios que el resto de invitados.
Juan Carlos I enfadado con Felipe VI en el cumpleaños de Leonor
El itinerario del 31 de octubre, día del cumpleaños y la jura de la Constitución de Leonor, se desarrolló como se venía anunciando. Se presentó radiante y segura en el acto del Congreso y en la recepción del Palacio Real. La jornada llegó a su fin con la cena familiar privada que se organizó en el Palacio de El Pardo en Madrid, donde aparecieron algunos de los Borbones y familiares directamente relacionados con la Familia Real. El único inconveniente fue la tensión entre Juan Carlos y Felipe VI.
La jura de la Constitución es un acontecimiento histórico. La heredera al trono español se compromete a cumplir la Constitución y a validar los derechos de los ciudadanos. Asimismo, a tener obligaciones y asumir el mandato cuando el rey fallezca o realice una abdicación. Cuando Felipe lo hizo en 1986, estuvo acompañado por su abuelo Don Juan y su padre. Con el rey expatriado no sucedió lo mismo. Según las fuentes de Monarquía Confidencial, estaba molesto: “Era la ocasión perfecta para coincidir tres generaciones en la jura de mi nieta”.
Pero el golpe del monarca no quedó ahí, pues también impidió que el octogenario se instalara en alguno de los Palacios y tuvo que irse ese mismo día a Londres. La orden del aristócrata fue clara, su padre no podrá hacer uso de ninguna de las instalaciones que le pertenezcan a la monarquía. Esta noticia no es una sorpresa para el marido de Sofía de Grecia, aunque no lo tomó bien. No había podido ver a la Princesa de Asturias desde que se fue a vivir al golfo pérsico, otra de las razones por las cuales se siente excluido y poca cosa.
Felipe VI vuelve a menospreciar a Juan Carlos I, quien solo estaba deseando acompañar a Leonor en su día más especial.