Con todo lo que ha ocurrido con Letizia y su ahora público amorío con Jaime del Burgo, ha quedado claro que no solo la corona no es transparente de cara al público, sino que en buena parte de los casos tampoco lo son entre ellos. La poca honestidad que hay entre los Borbón en numerosos casos ha quedado demostrada y no hay mejor ejemplo para esto que lo arriba mencionado: la deslealtad de una figura tan importante como la reina consorte a su esposo, el rey Felipe VI.
Sin embargo, no es Letizia la única que ha intentado ocultar cosas a su esposo, sino que el rey también tiene sus propios trapos sucios que ha intentado ocultar de su esposa con el paso de los años. Estos trapos sucios pueden ir desde cosas bastante inofensivas como ocultarle que se come unos donuts de chocolate fuera de Zarzuela, hasta presuntos amoríos que el rey ha tenido durante su matrimonio, pero en este caso no se trata de algo que pueda dinamitar su matrimonio de cara a la opinión pública, sino de un comportamiento incluso esperable del rey, y del cual Letizia se terminó enterando de todas formas.
Felipe VI va a visitar a su madre a escondidas
A diferencia de Juan Carlos I que se fue a Abu Dabi, Felipe VI tiene a su madre bastante cerca. La emérita Sofía de Grecia se ha mantenido viviendo en Zarzuela desde que su hijo subió al trono, pero junto a su hermana Irene de Grecia, o la tía “Pecu” para la familia, se han mantenido viviendo en un edificio apartado al de los reyes pero aún dentro del palacio real, donde a pesar de que realmente no forman parte del día a día de los reyes, se han convertido en un obstáculo para la consorte, pues así como el resto de la familia, Letizia quiere alejar a los Borbón tanto como sea posible de la casa real, y solo le faltan su suegra e Irene de Grecia.
La emérita y la tía Pecu han sido sin duda figuras difíciles de sacar de Zarzuela, pero esto debe de agradar a Felipe VI pues a pesar de que su esposa siempre le impida relacionarse con su familia tanto como sea posible, el rey sigue intentando mantener la relación con su madre, y así lo ha hecho desde siempre. Felipe VI es muy cercano a su madre, mucho más que a su padre, e igualmente ocurre con Sofía de Grecia. La emérita siempre ha confesado estar “enamorada” de su propio hijo, lo quiere mucho y si tiene un problema es directamente con Letizia, por lo que no evita que siga recibiendo a su hijo.
Evidentemente la consorte ya está más que enterada de esta situación, pero no hay demasiado que pueda hacer al respecto, y ahora que está perdiendo poder dentro de Zarzuela no es que pueda permitirse imponer cosas a Felipe VI o a su familia dentro del palacio.