El Rey Felipe VI ha tenido su buena dosis de dramas y desplantes en el ámbito del amor real. Desde pequeño, ya le decían que era clavado a su padre, Juan Carlos I, y ya se sabe que, menos para Sofía, el emérito tenía para todas. el padre de Leonor y Sofía era todo un partidazo de joven.
Rubio, ojos claros, alto... un auténtico príncipe azul que despertaba suspiros. En Washington, alejado de la prensa y sus padres, y se lo pasó en grande con su primo Pablo de Grecia. Felipe, al igual que Juan Carlos, era un auténtico seductor.
Y, claro, empezaron a desfilar por su vida Gigi Howard, Eva Sannum, Isabel Sartorius y hasta algunas figuras conocidas, aunque estas últimas solo para noches de pasión o escapadas.
La favorita de Juan Carlos I y Sofía
Pero todas estas parejas de Felipe eran "plebeyas", al igual que la actual reina Letizia. Y desde que nació el príncipe, tenían claro que no lo iban a emparejar con cualquiera. Empezaron a tejer alianzas y buscaron a la futura consorte entre las royals más interesantes. Juan Carlos y Sofía, querían a alguien de sangre azul para el heredero. Así que se pusieron manos a la obra para desestabilizar relaciones, crear escándalos y eliminar a las no deseadas. El plan era casar a Felipe con una royal.
Una de las favoritas de Juan Carlos y, sobre todo, de Sofía, era la princesa Tatiana de Linchtentein. Con los padres de esta, había una excelente relación. E intentaron lo imposible para que se conocieran, pero el príncipe ni caso. Tatiana, harta del desprecio de don Felipe, tiró la toalla y se fue a estudiar a París con un comunicado claro: "No es cierto que haya existido nada entre el príncipe Felipe y yo”. Además, dijo algo con lo que quiso dejar claro que había sido ella la que no quiso nada con el príncipe. “Además... no me gusta". En otras palabras, dio a entender que el príncipe Felipe no le convenció por feo.