Todos sabemos que Felipe VI ha hecho cosas que no ha querido hacer por Letizia, su esposa y reina de España a la que muchos dicen que se le ha subido el poder a la cabeza. De hecho, uno de los que suele decir esto es Jaime Peñafiel, periodista quién es conocido más que nada por destapar algunas cosas de Letizia Ortiz, quién siempre ha estado envuelta en polémicas debido a su ruda posición como reina. Posición que se ha tomado tan en serio como para hacer que Felipe VI, el rey de España, corra a llamar a su madre en llanto.
La reina Sofía atendió una llamada: era su hijo llorando
Que difícil ha de ser para una madre contestar el teléfono y escuchar a su hijo llorar sin control. Mínimo la preocupación se eleva al cien, pero en el caso de la reina Sofía su preocupación se elevó mucho más allá del famoso número que representa un porcentaje completo. Ella escuchó cómo su hijo lloraba, según cuenta Jaime Peñafiel, por culpa de la reina Letizia.
Para entender porque el rey estaba llorando en dicha ocasión, hay que meter en el meta ahora también a Juan Carlos I, el cual es protagonista también de esta historia. Ya a estas alturas es más que conocido sus negocios no tan “legítimos”, como le suelen llamar algunos, lo que ha dado a pensar que parte de su dinero está manchado. Esto se lo hizo pensar la reina Letizia a su esposo, forzándole a este a renunciar a la herencia de su padre. Felipe VI tuvo que tomar una posición recta frente a su padre, confrontándolo por lo comentado, diciéndole que no aceptaría ni un solo euro suyo a modo de herencia.
Su padre, insistente, le quería hacer entrar en razón diciéndole que su dinero no tenía nada de manchado, lo cual llevó a una discusión también con la reina Letizia, en la cual Juan Carlos I llegó a llorar por la cruda decisión que tomó su hijo, su “Felipón”. Esto no le bastó a Letizia, quién ve a su suegro como su peor enemigo y como el peor enemigo de la familia real, por lo que siguió diciéndole cosas a Juan Carlos I. ¿El resultado? Felipe VI tuvo que intervenir.
Este no solo había sido “obligado” por su mujer a renunciar a la herencia de su padre, sino que también había tenido que observar como su padre era amedrentado por Letizia, algo que de cierta forma no le gustó mucho. Al rey no le quedó más remedio que hacerle una llamada a su madre para desahogarse un poco y pedir un poco de consejo, pero de cierta forma el daño ya estaba hecho. Letizia le obligó a tomar una decisión difícil para que la imagen suya no se viera dañada por los escándalos del emérito, pero al discusión, su padre llorando, nada de eso lo tenía en mente para nada.