El rey Felipe VI, antes de casarse con Letizia Ortiz, había tenido varias novias. Guapo, con personalidad, una altura imponente de 197 centímetros, y un trono como herencia. Imposible que el príncipe no atrajera todas las miradas de las chicas.
Isabel Sartorius, Eva Sannum, Gigi Howard, Viviana Corcuera, Yasmeen Ghauri, Tatiana de Liechtenstein, Esmeralda Iacobella Macioti, Gabriella Windsor (también conocida como Ella Kingston) o Mencía Roca de Togores Lora son solo algunos de los nombres que han estado relacionados con el Jefe de Estado en su juventud.
De ellas, la única que hacía el peso a los reyes Juan Carlos I y Sofía era Tatiana de Liechtenstein. De hecho, es la única con sangre azul en esta lista. Sin embargo, Felipe nunca estuvo interesado en ella. Algo que molestó mucho a Tatiana, que lejos de reconocer que el heredero había pasado de ella, aseguró que no era cierto que hubieran tenido algo porque no le gustaba.
Sin embargo, Tatiana no es la única relacionada con la realeza en pasar por la vida de Felipe. De hecho, sí hubo una princesa con la que tuvo una historia de amor. Fue la princesa alemana Carolina de Waldburg. Sin embargo, su imagen pública no convencía a Juan Carlos y Sofía.
Felipe tuvo un affaire con una princesa europea a finales de los 90
Dicha historia ocurrió en 1997. En aquel entonces las portadas de las revistas del corazón hablaban de una presunta relación entre Felipe y Catalinade Augsburgo, que era descendiente de la conocida Sissí. Sin embargo, la realidad era que Felipe estaba viviendo una aventura amorosa con la mencionada Carolina de Waldburg. Y no solo se acostaban. También fueron a esquiar juntos a Sierra Nevada, salía de fiesta por Pachá y Boom, y se veían en un piso que Carolina compartía con Catalina en Madrid. De hecho, apuntan algunas fuentes que Catalina fue la celestina de Felipe y Carolina.
Al final la historia no fue a más. Se desconoce si por la intervención de los ahora eméritos o porque Felipe perdió el interés. Lo que sí se sabe es que a Carolina, como a Felipe, en aquel entonces le gustaba ir de flor en flor. Una faceta que no gustaba en absoluto a Juan Carlos y Sofía para una heredera de la corona.