Uno de los monarcas más populares de los tiempos actuales es Felipe VI. Pese al descontento de algunos y las distintas acciones que han generado sospechas de la Casa Real, no se puede negar que el Jefe de Estado lleva la delantera. Entre las razones de mayor importancia está que siempre prioriza su privacidad. En definitiva, intenta mantenerse alejado de las polémicas y rumores que hay a su alrededor. Pero lo que pocos sabían es el secreto en las ‘catacumbas’ de Zarzuela. El rey destina cientos de miles de euros a una afición en particular, ¿qué será?
Como muchos saben, el palacio de la Zarzuela guarda un gran tesoro. La majestuosidad de su decorado es una de las pistas más grandes. Con candelabros, balcones, espejos, alfombras, terciopelo y oro. También podemos nombrar su exquisita arquitectura, pintura y escultura. Sin contar con el mobiliario, las joyas y las obras artísticas valoradas en miles de euros. Es, sin lugar a dudas, un patrimonio inconmensurable. Aparte de todo esto, el rey Felipe VI tiene oculto un patrimonio al que sigue sumando valor. No se sabía de dicho secreto hasta hace poco, pues es algo que mantienen con gran recelo en el interior del palacio. Te contamos todo.
La misteriosa bodega de Zarzuela a la que Felipe VI destina todas sus atenciones
La información sobre lo que guarda con gran recelo el rey proviene del libro Adiós, Princesa, escrito por David Rocasolano, primo de doña Letizia. Al parecer, en las catacumbas del edificio hay unas 10 000 botellas de vino. Un repertorio con los mejores burdeos del país, otros son extranjeros, vinos que se adquieren de distintas bodegas destacadas o han sido regalados a la familia real. No hay datos de a cuánto asciende esta bodega exactamente.
La información que se tiene, como ya se ha dicho, es cortesía de David Rocasolano. “Tras visitar habitaciones y despachos, bajamos a los sótanos y Letizia abrió un portalón. Yo pensaba que, por fin, iba a conocer la biblioteca. Pero cuando se encendieron unas tenues luces, ante mí se abrió una vinoteca particular inmensa”, narró en su libro. Al parecer, al primo político del rey le fue concedida una visita por todo el lugar. “Paseamos por el laberinto de anaqueles pisando arena de playa, paladeando el aroma noble y sobrio de roble y contemplando el fabuloso espectáculo del vino”, añadió.
Así pues, el hijo de Juan Carlos I le explicó que el espacio estaba cubierto de arena del océano Índico porque genera la atmósfera y temperatura ideal para conservar la humedad de los vinos. Por otra parte, se supo que eran 10 000 botellas cuando Quim Vila y Miguel Laredo hicieron un registro hace algunos años. “Había auténticas maravillas”, dijo a El Mundo en ese entonces. Aunque no se tenga toda la información, no se discute el hecho de que conserva los licores más finos. Botellas como Castillo Ygay de 1925, cuyo valor estimado es de más de 700 euros.
El lado oscuro de Felipe VI salió finalmente a la luz. Es un amante del vino que no escatima en su colección.