Las mujeres de la escena real son especialmente escudriñadas cuando se trata de la apariencia, aunque en un mundo donde todos apuntan a la perfección y la imagen es uno de sus elementos más importantes no podría esperarse nada menos, aún más cuando se trata de la realeza de Mónaco. No todos los que forman parte de este círculo viven del glamour, pero sí era el caso de la hija menor de Raniero de Mónaco y Grace Kelly, Estefanía de Mónaco, quien a día de hoy es una persona completamente diferente a la que conocíamos hace unas décadas.
La juventud es una etapa bastante destacada en la vida de cualquier persona, especialmente cuando se trata de una celebridad. Sus primeras décadas son las que inmortalizan a la persona, como ocurre con la rebelde Estefanía de Mónaco, o al menos así se le recuerda. Durante los años 80 la hija menor de Grace Kelly se convirtió en una referente de modas, una joven con una personalidad definida como “avasallante”. No dejaba a nadie indiferente, pero así como le ocurre a todos, el paso del tiempo es inevitable.
De ir a la cabeza en cuanto a la moda, a apenas maquillarse
Después de una vida como la que ha tenido Estefanía de Mónaco, esta ha preferido optar por asentar la cabeza y alejarse de los focos mediáticos, por lo que ya no es ni la sombra de la mujer que era y aunque a veces podemos verla asistiendo a eventos, sus estilos tampoco igualan a aquellos que podíamos ver durante sus mejores años. Ni siquiera hablamos de eventos necesariamente festivos, sino que se apega a sus responsabilidades y como máximo la vemos asistiendo a los eventos de su organización “Fight Aids Monaco”, dedicada a la lucha contra el Sida.
Sus maquillajes han cambiado mucho desde su juventud a la actualidad, como se esperaría de cualquier royal. Los maquillajes que lucía durante su juventud eran como mínimo, impecables, muy agradables a la vista y que destacaban sus ya atractivos rasgos faciales. Hoy día es poco lo que queda de todo eso, hablando tanto del maquillaje como de su rostro, que a causa de las desgracias que ha tenido que vivir, como la trágica pérdida de Grace Kelly, han promovido la temprana aparición de arrugas y otras marcas de la edad de las que siempre se suele huir a toda costa.
Nada de esto le importa a Estefanía de Mónaco
Es importante destacar que a pesar de todo, la estética ya no es una prioridad indispensable para la hermana menor de Alberto de Mónaco. Ella misma se muestra orgullosa de sus arrugas pues son la prueba de todo lo que hemos vivido, y así como no le importa captar la atención de los medios se viste de forma acorde, utilizando vestimentas mucho menos destacadas, como las que hemos podido ver cuando se le capta paseando por las calles de Mónaco, o incluso dejando que se noten sus canas, algo que para otros sería escandaloso o incluso inaceptable.