Muchos consideran que la vida de la emérita Sofía de Grecia es una de las más injustas entre los miembros de la corona. Esto sería justificable con su matrimonio con Juan Carlos I y la cantidad incalculable de infidelidades que ha sufrido de parte de su esposo, con quien ya no vive desde hace años pero sigue fielmente casada. Como siempre es característico de la emérita, cumple su rol de reina hasta el final y con un profesionalismo solo esperable de Sofía de Grecia.
Sin embargo, parte de las tristezas en la vida de la madre de Felipe VI son las que corresponden a su matrimonio, pero no todas. Si nos vamos a tiempos más recientes tenemos los constantes feos que recibe de los reyes y especialmente de Letizia. Solo en 2023 tenemos dos momentos críticos que afectaron mucho a la consorte: las vacaciones en Marivent y su propia fiesta de cumpleaños.
En las vacaciones Letizia tiró por tierra sus planes de reunir a la familia, y en su cumpleaños no permitieron que nadie se quedara a pasar la noche en Zarzuela, pero aún con todo esto queda alguien responsable de hacer un gran daño y humillar a la emérita.
Harald de Noruega utilizó a la reina emérita y luego se deshizo de ella
Por si alguien quizás no está al tanto, Juan Carlos I no fue la primera opción en la vida de la reina Sofía, fue a quien escogió porque “no tenía de otra”, según cuenta Pilar Eyre, periodista experta en los Borbón. Antes del emérito, la madre de Felipe VI estaba perdidamente enamorada de Harald de Noruega, un candidato con el que la reina Federica estaba encantada y su hija igual, no había motivos para negar la relación, y precisamente por esto se les vio bastante unidos durante un tiempo.
Sofía de Grecia estaba encantada y no veía motivos por los cuales no podrían casarse, pero la realidad del lado de Harald de Noruega era muy distinta, y es que él no tenía el más mínimo amor por la ahora emérita, solo la veía como una amiga y la utilizó como tal para sus propios intereses.
El ahora rey estaba enamorado de una modista de Oslo, de nombre Sonia. Durante aquellos años hubiera sido un golpe a la imagen fulminante si se sabía que Harald de Noruega estaba enamorado de una plebeya, no iba a salir bien ni lo iban a aceptar, por lo que el ahora rey tuvo que mantener las apariencias, y aquí es donde entró Sofía de Grecia.
Harald de Noruega se casó con Sonia, y a Sofía de Grecia no el quedó elección
La emérita quedó muy dolida con la situación, debió sentirse más que traicionada y obviamente utilizada por alguien con quien pensaba podría casarse, entre todo eso no podía olvidarse del hecho de que tenía que casarse con alguien, y ahí estaba Juan Carlos I, que tampoco estaba enamorada de ella, pero con alguien se tenía que casar.