Por norma general, trabajar en un lugar de la realeza no debe ser tarea fácil. Todos esos pasillos de sus enormes hogares y palacios no se asean solos. Los armarios gigantes y llenos de prendas carísimas lamentablemente no incluyen el servicio de tintorería en el precio, y las delicadas dietas de los Borbón no se preparan solas.
Todo lo que ocurre en Zarzuela tiene un extenso grupo de personas trabajadoras detrás dedicadas a ganarse su sueldo haciendo su trabajo manteniendo siempre una presión considerable, pues el mínimo error equivale a ganarse, en el mejor de los casos, la mirada más fría y despectiva de alguien de la familia real, aunque esto escala hasta el peor de los miedos: ser echados de su trabajo.
Dentro de Zarzuela, es particularmente conocida la desmedida exigencia de Sofía de Grecia con su personal. La emérita solo apunta a la excelencia y espera lo mismo y nada menos de todo su personal. Esto ejerce una presión descomunal sobre los empleados del palacio real, que más de una vez han tenido que sufrir el mal temperamento de la madre del rey cuando algo no está como ella quiere, y, sin embargo, no es la persona más difícil de llevar en este sentido, pues Letizia se lleva la corona por méritos propios.
Letizia está al límite, los empleados hartos de la consorte
Normalmente la consorte es una persona que exige a todos a su alrededor lo mismo que se exigiría a ella misma. Esto incluye tanto a su familia como al personal del palacio real, pero a diferencia de Sofía de Grecia o cualquier otro miembro de la familia real, Letizia tiene una capa más de cara a su personal, una que la convierte en una persona muy difícil de tratar y que durante los últimos meses no ha hecho más que empeorar.
Desde siempre Letizia ha sufrido de cierta paranoia con su personal, y es que la consorte no permitía que bajo ninguna excusa alguno de ellos se acercara a sus hijas, no les permitía hablar con ellas y todo tenía que pasar a través de ella, tal como un filtro.
En parte tiene sentido que Letizia pueda reaccionar de esta forma pues desde que ingresó a la corona ha recibido poco más que rechazo de todas las partes de la familia, pero ahora con todo el escándalo de Jaime del Burgo y la separación aún más radical de los reyes, la consorte ha entrado en un estado de paranoia absoluta donde no mira con buenos ojos a nadie, al punto de que el personal piensa que la consorte está llegando al punto de delirar y ver cosas donde no las hay.
Letizia piensa que todo trabajador de Zarzuela que se le acerca es enviado por Felipe VIcon segundas intenciones, de intentar quizá sacarle información o perjudicarla de algún modo, algo que la ha llevado a retraerse dentro de sí misma y limitarse mucho en lo que dice y hace cerca del personal de Zarzuela, algo que tiene a todos dentro de la casa real exhaustos.